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«Tanto como cualquier otra cosa, esto es un anuncio de servicio público», dice el primer autor Terry Hassold, de la Universidad Estatal de Washington. «Hace tiempo que sabemos que el avance de la edad materna aumenta la probabilidad de que haya óvulos cromosómicamente anormales, pero esta observación demuestra que muchos errores cromosómicos no tienen nada que ver con la edad materna. Son, en cambio, errores extremadamente comunes en nuestra especie, por razones que no están claras»

La meiosis es un tipo de división celular que produce óvulos y espermatozoides. Implica dos rondas de división que finalmente dan lugar a cuatro células con una sola copia de cada cromosoma paterno y materno. Antes de la división, el material genético de las copias paterna y materna de cada cromosoma se intercambia a través de un proceso denominado recombinación meiótica o crossing over.

El fallo de recombinación es una de las principales causas de aneuploidía, que es la presencia de un número anormal de cromosomas. Pero la magnitud del efecto no ha estado clara, porque hasta ahora no se había intentado medir directamente la incidencia de los cromosomas sin intercambio en una gran serie de ovocitos humanos, es decir, células de óvulo inmaduras.

Para abordar esta laguna de conocimiento, Hassold y sus colaboradores realizaron un gran análisis poblacional de los cromosomas sin intercambio en el ovario fetal. En total, examinaron 7.396 ovocitos de 160 muestras de tejido. Para determinar la proporción global de ovocitos humanos que contenían uno o más cromosomas sin intercambio, contaron los pares de cromosomas que carecían de la proteína asociada al cruce MLH1.

Los investigadores encontraron un nivel sorprendentemente alto de fallos de recombinación, con más del 7% de los ovocitos que contenían al menos un par de cromosomas sin intercambio. Según los autores, esto puede ser una subestimación de la frecuencia real de cromosomas sin intercambio en los ovocitos humanos debido a los análisis conservadores utilizados, y el valor real puede ser tan alto como el 10%-15%.

Los autosomas más pequeños (es decir, los cromosomas 21 y 22) son los más propensos a presentar fallos de recombinación. También existe una sutil pero estadísticamente significativa correlación positiva entre la edad gestacional y la frecuencia de cromosomas sin intercambio. Las observaciones indican un aumento de 1,6 veces en la aneuploidía en el grupo de mayor edad gestacional.

«Probablemente, la observación más sorprendente fue simplemente la elevada proporción de óvulos que contenían cromosomas sin intercambio», afirma Hassold. «Sabíamos por estudios preliminares anteriores y por embarazos trisómicos que el valor sería alto, pero verlo directamente en óvulos humanos seguía siendo un poco chocante».

Mediante el avance, los investigadores buscarán variantes genéticas que puedan afectar a la probabilidad de tener cromosomas sin intercambio.

Al final, los nuevos resultados pueden tener una importancia clínica considerable y práctica. «A partir de nuestra experiencia asesorando a parejas que han sufrido un aborto espontáneo o el nacimiento de un niño con un cromosoma de más o de menos, está claro que con frecuencia hay un sentimiento de culpa que lo acompaña», afirma Hassold. «Nuestros resultados indican que, muy al contrario, muchos de estos errores cromosómicos están sencillamente incorporados a la biología humana.»

Este trabajo ha contado con el apoyo de los Institutos Nacionales de Salud, la Fundación Novo Nordisk y la Fundación Nacional de Investigación de Dinamarca.

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