13.1C: Antibióticos y Toxicidad Selectiva

Toxicidad Selectiva en Antibióticos

La quimioterapia antibiótica sintética como ciencia y el desarrollo de antibacterianos comenzó en Alemania con Paul Ehrlich a finales de 1880. Ehrlich observó que ciertos tintes coloreaban las células humanas, animales o bacterianas, mientras que otros no lo hacían. Entonces propuso la idea de que sería posible crear sustancias químicas que actuaran como un fármaco selectivo que se uniera a las bacterias y las matara sin dañar al huésped humano. Tras examinar cientos de tintes contra diversos organismos, descubrió un fármaco de utilidad médica, el antibacteriano sintético Salvarsan, ahora llamado arsfenamina.

Los antibióticos se suelen clasificar en función de su mecanismo de acción, estructura química o espectro de actividad. Más concretamente, los antibióticos de espectro estrecho se dirigen a tipos específicos de bacterias, como las Gram negativas o las Gram positivas, mientras que los de amplio espectro afectan a una amplia gama de bacterias. Tras un paréntesis de 40 años en el descubrimiento de nuevas clases de compuestos antibacterianos, tres nuevas clases de antibióticos antibacterianos han entrado en uso clínico: los lipopéptidos cíclicos (como la daptomicina), las glicilciclinas (como la tigeciclina) y las oxazolidinonas (como el linezolid).

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Figura: Cultivos bacterianos: En la producción de antibacterianos, los microorganismos deben ser aislados, cultivados y probados para la inhibición del crecimiento de los organismos objetivo y para su toxicidad selectiva.

Algunos antibacterianos se han asociado con una serie de efectos adversos. Los efectos secundarios van de leves a muy graves, dependiendo de los antibióticos utilizados, los organismos microbianos a los que se dirigen y el paciente individual. Los perfiles de seguridad de los fármacos más nuevos no suelen estar tan bien establecidos como los de los que tienen un largo historial de uso. Los efectos adversos van desde la fiebre y las náuseas hasta reacciones alérgicas importantes, como la fotodermatitis y la anafilaxia. Entre los efectos secundarios más comunes se encuentra la diarrea, resultante de la alteración de la composición de las especies de la flora intestinal, lo que provoca, por ejemplo, el crecimiento excesivo de bacterias patógenas, como Clostridium difficile. Los antibacterianos también pueden afectar a la flora vaginal, y pueden provocar un crecimiento excesivo de especies de levadura del género Candida en la zona vulvovaginal. Pueden producirse efectos secundarios adicionales por la interacción con otros fármacos, como el elevado riesgo de daños en los tendones por la administración de un antibiótico de quinolona con un corticosteroide sistémico.

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