El número de reproducción (R) se utiliza a menudo para reflejar lo infecciosa que es una enfermedad. En parte, utilizaremos esta cantidad para evaluar las intervenciones alternativas para controlar un brote, ya que R se modifica con las medidas de control. El número básico de reproducción (R0) es el número de reproducción cuando no hay inmunidad por exposiciones pasadas o vacunación, ni ninguna intervención deliberada en la transmisión de la enfermedad. Nos referimos a R como número de reproducción efectivo cuando hay cierta inmunidad o se aplican algunas medidas de intervención.
Es útil recordar algunas de las características de un número de reproducción, porque su interpretación no siempre es sencilla.
Cuando los individuos son homogéneos y se mezclan uniformemente, R se define como el número medio de infecciones generadas durante el periodo infeccioso de un solo infectivo. Los individuos pueden diferir en el número que infectan, debido al azar, pero el número medio de infectados es R. Las epidemias de una infección SEIR no pueden producirse cuando R es inferior a 1 al comienzo del brote y los brotes establecidos se desvanecerán si las intervenciones mantienen R por debajo de 1 o la parte susceptible de la población se ha agotado lo suficiente como para mantener R por debajo de 1.
El número básico de reproducción puede variar entre lugares porque las tasas de contacto entre las personas pueden diferir debido a las diferencias en la densidad de población y las diferencias culturales. El número de reproducción efectivo puede variar también porque las comunidades de los distintos lugares pueden diferir en su nivel de inmunidad.
¿Qué número de reproducción básico deberíamos utilizar en nuestra evaluación de las intervenciones propuestas contra la gripe pandémica? Puede ser que las exposiciones recientes a las cepas de gripe que circulan actualmente, o las vacunaciones para protegerse contra ellas, proporcionen cierta inmunidad contra una cepa de reciente aparición; véase Jordan et al. (1958), Spicer y Lawrence (1984), Mills et al. (2004). Entonces, el número de reproducción apropiado, con referencia al cual deberíamos juzgar cualquier intervención propuesta en nuestra comunidad, es el número de reproducción efectivo correspondiente a la población tal y como es inicialmente, completa con su nivel inicial de inmunidad derivado de la exposición a las cepas de gripe que han circulado previamente pero en ausencia de cualquier intervención deliberada. Por comodidad, nos referiremos a este número de reproducción de referencia como el número de reproducción básico y lo denominaremos R0 en este documento.
Hay dos aspectos de la transmisión de enfermedades infecciosas que R no capta bien. Uno es la tasa de transmisión en tiempo de calendario. Para ilustrar esto, considere dos infecciones SIR con el mismo R0. Supongamos que en una de estas infecciones los individuos son altamente infecciosos durante un periodo infeccioso corto. En la otra infección los individuos son menos infecciosos, pero durante un periodo infeccioso más largo. Ambas darán lugar a la misma tasa de ataque final, pero la primera epidemia despegará más rápidamente, tendrá una mayor incidencia en el punto álgido de la epidemia y será mucho más corta; véase la sección 2.4.
El otro aspecto que R no capta bien en general es q, la probabilidad de que un brote importado cobre impulso y se haga grande, a diferencia de que se desvanezca después de que se infecten relativamente pocas personas. Esta probabilidad es fundamental para las cuestiones de contención y retraso de una epidemia local, por lo que debemos tener en cuenta este hecho al evaluar las intervenciones sobre la base de R.