Una mujer de 30 años produjo una única masa de material gris de su nariz durante un estornudo particularmente fuerte varias horas antes de presentarse en nuestra clínica. Pidió que el material se sometiera a una evaluación patológica porque había experimentado molestias simultáneas detrás de su ojo izquierdo y le preocupaba que la masa pudiera ser «algún tipo de tejido cerebral». Negaba cualquier síntoma adicional y no tomaba ninguna medicación. Este era su primer episodio de este tipo y no tenía antecedentes de enfermedad mental o emocional. Una evaluación de la mucosa nasal y la nasofaringe demostró una ligera hiperemia, pero sin evidencia de sangrado, infección o cuerpo extraño. La muestra consistía en una única masa gris que medía 1 cm de diámetro. Estaba fracturada en especímenes más pequeños de 2 a 4 mm de diámetro. Microscópicamente, se observaron agregados de material granular de color gris, violeta o azul (Figura 1). No se apreciaban tejidos vivos. Se apreciaba una configuración imprecisa con deshilachado filamentoso en los bordes y un conjunto empalizado de materia amorfa. Se observaron colonias bacterianas con una tinción de hema-toxilina-eosina y verde de fenol. Los cocos grampositivos y las bacterias filamentosas eran abundantes (Figura 2). Dentro de la matriz había eritrocitos ocasionales, depósitos de hemosiderina y varios cuerpos extraños refractarios pequeños. Una tinción con azul alcián demostró una modesta deposición de mucina. La tinción de calcio fue negativa, pero se observó una tinción focal de hierro.
Los dermatólogos suelen evaluar y tratar las afecciones que afectan a las membranas mucosas. Este epitelio está presente no sólo en el ojo, la boca y los genitales, sino también en la nasofaringe. Aunque las diversas lesiones de la nariz externa son bien conocidas, las de su interior no lo son.
En ocasiones se considera que los pacientes que traen tejido que se ha desprendido de la piel o que se ha extraído a la fuerza tienen «delirios de parasitosis». Estos especímenes suelen representar escamas/costras, fibras capilares, queratosis seborreicas, verrugas, pólipos fibroepiteliales y nevos. Es poco frecuente que un paciente traiga una muestra extirpada o caída de las mucosas. Informamos sobre un tumor que emana de la nasofaringe, que no se había descrito anteriormente.
Los objetos que se han extraído o caído de la mucosa nasal incluyen botones, pilas, tornillos metálicos, semillas, huesos de fruta, juguetes pequeños, papel, ramitas, gomas de borrar, válvulas de neumáticos y material de impresión dental. Normalmente, estos objetos inducen una respuesta inflamatoria de la mucosa nasal o una obstrucción de los senos. La infección y los síntomas hacen que el paciente busque atención médica cuando se descubre y se extrae el cuerpo extraño.
Los rinolitos o antralitos se presentan de forma diferente. Se trata de masas mineralizadas que surgen en la nasofaringe y que pueden estar presentes desde hace años y que normalmente el paciente desconoce. Surgen en el suelo de la cavidad nasal, pueden diagnosticarse con radiografías dentales o faciales, son más frecuentes en las mujeres y están presentes en todos los grupos de edad. Los rinolitos endógenos se forman alrededor de sangre coagulada, pólipos nasales calcificados y dientes mal colocados. Los rinolitos exógenos se forman alrededor de sustancias inertes como cuentas, arena, fragmentos de madera o hueso, algodón, lana y material de impresión. Se requiere un entorno adecuado para su crecimiento, incluyendo una respuesta supurativa inicial, estancamiento y corrientes de aire adecuadas. La superficie exterior está compuesta por calcio, agua y materiales orgánicos. Se han identificado trazas de zinc, hierro, sodio, potasio, cloruro y oxalato. Los rinolitos se agrandan a medida que las sales se precipitan en la superficie del material y se produce la calcificación. Puede producirse obstrucción nasal, secreción serosanguínea, halitosis, dolor, cefalea y sinusitis. Curiosamente, el paciente rara vez es consciente del mal olor producido por el rinolito a pesar de su presencia en la cavidad nasal. Estas lesiones deben extraerse quirúrgicamente porque no se caen por sí solas y pueden perforar el tabique nasal o el paladar.
Las secreciones de las vías respiratorias nasales proceden de los vasos sanguíneos, las glándulas submucosas, las células epiteliales (incluidas las células caliciformes) y las células secretoras de la mucosa. La mucosa nasal está protegida por un manto secretor con dos capas: una capa acuosa más profunda y una capa mucosa más superficial. Las partículas atrapadas se desplazan posteriormente hacia la nasofaringe por acción mucociliar a una velocidad de 1 cm/min. Este material se retira y se sustituye cada 10-20 minutos. Las secreciones nasales incluyen productos de las células mucosas (glucoproteínas), proteínas plasmáticas (albúmina, inmunoglobulinas), productos de las células serosas (IgA secretora, peroxidasa, lisozima) y sustancias diversas como la urea y la sustancia P. La mucosa nasal desempeña varias funciones, como la humidificación, el aislamiento, la impermeabilización, la eliminación de microbios y la defensa del huésped con IgA e IgG secretadas. La inervación colinérgica y adrenérgica controla la secreción nasal.
El acné rosáceo, los carcinomas de células basales, los nevos, los angiofibromas y la decoloración son afecciones comunes de la nariz. Sin embargo, las enfermedades que afectan a estructuras más profundas son raras. La afectación de las membranas mucosas suele referirse a las afecciones de los ojos, la boca y los genitales. Rara vez se pide a los dermatólogos que consulten por lesiones que afecten únicamente a la cavidad nasal y los textos estándar de dermatología dedican poco espacio a la discusión de esta región anatómica.
Una búsqueda en la literatura médica no pudo identificar ninguna presentación similar de un paciente ni ninguna descripción de las características patológicas de su espécimen. A pesar de la abundancia de textos y revistas de otorrinolaringología, el tema de las colecciones y agregaciones mucosas no ha sido explorado hasta la fecha. Estas secreciones, concreciones o agregaciones pueden ser tan comunes (o raras) que no tienen una denominación previamente aceptada. Proponemos que la lesión presente en nuestra paciente se denomine «mucolito» porque representa la agregación de moco congelado que contiene material exógeno y la colonización secundaria por bacterias respiratorias.