No hay muchos velocistas que consigan batir los récords mundiales de Usain Bolt, pero la atleta estadounidense Felix es uno de ellos. En septiembre se embolsó su duodécima medalla de oro en los Campeonatos Mundiales de Atletismo de la IAAF, una más de las que consiguió el gran jamaicano en su histórica carrera. No es que se le haya subido a la cabeza. Ella respondió con un mensaje de una sola palabra en Twitter que decía simplemente: «humilde».
Felix tiene un extraordinario palmarés. En los 200 metros, es la ganadora de la medalla de oro olímpica de 2012, y tres veces campeona del mundo, manteniendo el título desde 2005 hasta 2009. También ha ganado cinco medallas de oro olímpicas formando parte de equipos de relevos de Estados Unidos: tres títulos de 4×400 metros (en Pekín 2008, Londres 2012 y Río 2016), y dos de 4×100 metros (Londres 2012 y Río 2016). Es la única estrella femenina del atletismo que ha ganado seis oros.
Felix, que cumplió 34 años en noviembre de 2019, se dirige a Tokio 2020 en busca de sus quintos Juegos Olímpicos consecutivos, y los primeros como madre. Dio a luz en noviembre de 2018, tras luchar contra la preeclampsia y someterse a una cesárea de urgencia para dar a luz a su hija. Es consciente de que este puede ser su mayor reto hasta el momento, pero de ninguna manera una competidora como Felix va a renunciar a este sueño.
«Si vuelvo y no soy la misma, si no puedo entrar en un quinto equipo olímpico, voy a saber que he luchado, que he sido decidida y que lo he dado todo absolutamente», dice. «Y si no acaba como me imaginaba en mi cabeza, no pasa nada. Sólo tengo que ir a por ello, porque eso es simplemente lo que somos ahora».
Pocos apostarán en contra de que la atleta, que describe su velocidad como un regalo de Dios, llegue a Japón. «Para mí, mi fe es la razón por la que corro», dice. «Definitivamente, siento que tengo este increíble don con el que Dios me ha bendecido, y se trata de utilizarlo lo mejor que pueda.»