Areópago, primer consejo aristocrático de la antigua Atenas. El nombre fue tomado del Areópago («Colina de Ares»), una colina baja al noroeste de la Acrópolis, que era su lugar de reunión.
El Consejo Areopagita probablemente comenzó como los consejeros del rey. A principios del período arcaico ejercía una autoridad general y poco definida hasta la publicación del Código de Derecho de Draco (c. 621). La pertenencia era vitalicia y se garantizaba por haber servido como arconte, un cargo limitado a los eupátridas (griego: eupatridai, «nobles de nacimiento»). Con Solón (arconte del año 594 a.C.), la composición y la autoridad del consejo se modificaron sustancialmente cuando el cargo de arconte se abrió a todos los que reunían ciertos requisitos de propiedad, y se creó una Bola, un consejo rival de 400 personas. No obstante, el Areópago conservó la «tutela de las leyes» (tal vez un veto legislativo); juzgaba los procesos en virtud de la ley de eisangelia («impugnación») por actos inconstitucionales. Como tribunal bajo la presidencia del archōn basileus, también decidía casos de asesinato.
Durante unos 200 años, desde mediados del siglo VI a.C., el prestigio del Areópago fluctuó. La caída de los peisistrátidos, que durante su tiranía (546-510) habían llenado los arconatos con sus adherentes, dejó el Areópago lleno de sus nominados y, por tanto, en baja estima; su reputación fue restaurada por su postura patriótica durante la invasión persa. En 462 el reformador Efialtes privó al Areópago de prácticamente todos sus poderes, salvo la jurisdicción sobre homicidios (c. 462). A partir de mediados del siglo IV a.C., su prestigio revivió de nuevo, y en el periodo de dominación romana en Grecia volvía a desempeñar importantes funciones administrativas, religiosas y educativas.