Bahía de Fundy, ensenada del Océano Atlántico entre las provincias canadienses de Nuevo Brunswick (norte y oeste) y Nueva Escocia (sur y este). Se extiende 94 millas (151 km) tierra adentro, tiene 32 millas (52 km) de ancho en su entrada, y se destaca por sus rápidas mareas, que pueden producir elevaciones de hasta 70 pies (21 m), las más altas del mundo. Aparte de las espectaculares formaciones rocosas y los bosques de sus costas y de las bellas tierras de cultivo creadas por los diques de sus marismas terrestres, la bahía ha cobrado protagonismo como una importante fuente potencial de hidroelectricidad, pero que sigue presentando grandes dificultades de ingeniería y otros problemas de viabilidad.
La bahía cubre unas 3.600 millas cuadradas (9.300 km cuadrados). Andrews en Nuevo Brunswick y Digby y Hantsport en Nueva Escocia, todas ellas ciudades portuarias que florecieron durante la gran actividad maderera, naviera y de construcción naval del siglo XIX y principios del XX. En 1948, una sección de 80 millas cuadradas de costa y colinas con arroyos en Nuevo Brunswick se reservó como Parque Nacional de Fundy.
Los escarpados acantilados de lecho de roca de hasta 200 pies (60 m) de altura delimitan la bahía y canalizan sus aguas hasta que se separan en dos estrechos nichos, la bahía de Chignecto al norte y la cuenca de Minas al sur. En ellos, la amplitud de la marea se ve magnificada por la estrechez y la forma de la bahía, siendo habitual una elevación de 46 pies (14 m) en la bahía de Chignecto y de 53 pies (16 m) en la cuenca de Minas. Cuando la marea baja, los canales se convierten en vetas de lodo rojo, que reflejan la erosión de los afloramientos de arenisca roja y pizarra a lo largo de la costa. La subida de la marea produce una «cascada inversa» en la desembocadura del río Saint John, y la marea que remonta el río Petitcodiac en dirección a Moncton tiene un taladro, o marejada, de 1 a 2 m de altura en su cresta, con una subida fenomenal de 2 a 11 pies (2.5 a 3,5 m) por hora.
La bahía de Passamaquoddy, situada a horcajadas de la frontera entre Maine y New Brunswick, ha sido durante varias décadas objeto de investigaciones sobre la viabilidad de aprovechar su potencial hidroeléctrico mediante la construcción de presas u otros medios. El caudal mareal de esta bahía es inmenso: unos 2.000.000.000 de pies cúbicos (2.000.000.000 de metros cúbicos) que entran y salen con el giro de la marea dos veces al día. Las posibilidades de energía mareomotriz de Passamaquoddy, cuyas mareas tienen una elevación promedio de 18 pies, fueron estudiadas por primera vez en la década de 1920 y han sido objeto de investigaciones ocasionales desde entonces, pero las continuas dificultades de ingeniería y los inmensos costos involucrados, junto con las preocupaciones ambientales, han impedido hasta ahora cualquier desarrollo.