Cómo enseñar empatía: Un marco para padres y profesores

Aprender a enseñar empatía comienza con las relaciones enriquecedoras que disfrutamos con los niños.

La empatía es nuestra capacidad para reconocer, sentir y responder a las necesidades y el sufrimiento de otras personas. Es el punto norte de la Ventaja de la Brújula, que simboliza el poderoso impacto exterior que tiene la empatía en nuestro mundo social.

Enseñar la empatía no es un proceso simple y unidireccional. Para desarrollar la capacidad de sentir empatía por los demás, los niños deben sentirse escuchados, vistos y comprendidos por sus cuidadores principales. Los padres y profesores que conocen, aprecian y respetan a un niño independientemente de sus logros externos ayudan a que ese niño se sienta emocionalmente seguro y abierto a comprender las emociones de los demás.

Los niños y adolescentes aprenden sobre los sentimientos de otras personas cuando los padres, profesores y otros cuidadores comparten las emociones con ellos de forma que las entiendan. A medida que los niños crecen, no sólo adquieren la capacidad de adoptar las perspectivas de los demás y sentir lo que sienten los demás, sino que también adquieren la capacidad de responder a los demás con compasión.

En el libro, UnSelfie: Why Empathetic Kids Succeed in Our All-About-Me World, la doctora Michele Borba cita más de 350 estudios que demuestran el papel vital que desempeña la empatía en el desarrollo saludable de los niños. Desde 2013, el proyecto Making Caring Common de la Universidad de Harvard ha utilizado las últimas investigaciones para ayudar a los padres a entender la necesidad urgente de hacer del cuidado una prioridad familiar. Al igual que nuestros músculos físicos, cuanto más practican los niños la empatía, más fuertes se vuelven sus músculos de la empatía.

Durante más de una década, mi investigación ha demostrado que la empatía está intrínsecamente conectada con el desarrollo de otras habilidades humanas fundamentales: curiosidad, sociabilidad, resiliencia, autoconciencia, integridad, ingenio y creatividad. Cuando los músculos de la empatía se activan, los niños sienten más curiosidad por el mundo que les rodea y se unen a otros para mejorar sus vidas. Esta acción enciende un amplio crecimiento del desarrollo.

El aula de cómo enseñar empatía a los niños no incluye la memorización ni las meras explicaciones. La empatía crece a través de las experiencias relacionales. ¿Qué significa esto? Cómo puedes hacer de la empatía una prioridad en casa y en el aula?

Un marco sencillo para enseñar empatía

Durante los últimos años, he tenido el privilegio de trabajar con Design for Change USA, una organización sin ánimo de lucro con un poderoso marco que muestra a los profesores y a los padres cómo enseñar empatía de la forma en que el cerebro de un niño está diseñado para aprender: a través de experiencias relacionales.

En pocas palabras, las experiencias relacionales implican conexiones emocionales profundas e implican múltiples formas de interactuar. A menudo, las experiencias relacionales nos cambian la vida y nos tocan de forma que recordamos durante muchos años.

Por el contrario, las experiencias transaccionales consiguen resultados a corto plazo y requieren poca emoción. Aunque ambos tipos de experiencias forman parte de la enseñanza y el aprendizaje, la empatía sólo puede enseñarse mediante la práctica y el poder de las experiencias relacionales.

El marco del Diseño para el Cambio fue desarrollado y lanzado por primera vez en la India por la galardonada educadora Kiran Bir Sethi. En colaboración con expertos de la Escuela de Diseño de Stanford e IDEO, puso en marcha un movimiento que ayudó a cambiar la forma de enseñar empatía a los niños. Utilizando el marco FIDS (SENTIR, IMAGINAR, HACER, COMPARTIR), más de 2 millones de jóvenes de 65 países no sólo practican la empatía, sino que la convierten en acción.

Desde los Calentamientos de Empatía, pasando por los Sprints de Diseño, hasta los proyectos completos de Acción Comunitaria, el marco FIDS se utiliza en las aulas estadounidenses y en los programas extraescolares con la flexibilidad de los profesores. Sin embargo, el modelo es tan sencillo que los padres pueden utilizarlo en casa para ayudar a los niños a experimentar la empatía y provocar actos creativos de bondad.

¿Cómo se puede utilizar el proceso SENTIR, IMAGINAR, HACER, COMPARTIR en casa? En tiempos de crisis, cuando un amigo está luchando, un miembro de la familia está enfermo, o un vecino necesita ayuda, los padres pueden involucrar a los niños con el marco FIDS para hacer una diferencia.

El Reto #DoGoodFromHome

Durante la crisis COVID-19, Design for Change USA lanzó El Reto #DoGoodFromHome. It’s a model for how kids can experience a simplified version of FIDS right from home. Whether responding to COVID or to other needs in a child’s family or community, kids can make a difference.

These four simple steps, part of all Design for Change projects, looks like this:

How to Teach Empathy in Four Easy Steps

The Design for Change framework was created for teams of students that work together on school or community projects. But parents can easily use the simplified framework above to teach empathy at home. When you help children move through the four steps of FEEL, IMAGINE, DO, SHARE you help them cultivate core inner strengths.

FEEL

In the FIDS process, empathy (FEEL) comes first. Compartir cómo te sientes (modelar) e invitar a los niños a compartir cómo se sienten es una parte fundamental de las relaciones sanas entre padres e hijos. Practicando la empatía de esta manera es como los miembros de la familia aprenden a entenderse. Las reuniones familiares pueden ser una gran oportunidad para compartir los sentimientos y comprobar la existencia de personas que pueden necesitar ayuda.

En El Reto #HazElBuenBienDesdeCasa, la etapa de «sentir» implica comprender las necesidades de los demás. En la crisis de COVID-19, la conexión relacional de su hijo con los abuelos ancianos podría motivar a su hijo a sentir profundamente por los vecinos ancianos. Sea cual sea la situación, los niños sentirán empatía por los demás basándose en sus propias experiencias relacionales en la vida. Cuando los padres inician conversaciones que ayudan a los niños a comprender mejor las necesidades de los demás, ayudan a los niños a ponerse en el lugar de otras personas.

IMAGINAR

El proceso de imaginar da voz a los niños y despierta su creatividad. Les dice: «Tus sentimientos e ideas son importantes. Tienes el poder de ayudar». Aunque tengas muchas ideas sobre cómo tus hijos pueden o deben ayudar a los demás, este paso no tiene que ver con tu creatividad. Se trata de la capacidad de tu hijo para imaginar cómo se le mueve a ayudar. Se trata de la capacidad de su hija para responder al sufrimiento de los demás sin que le digan cómo. Cuando su hijo haya hecho una lluvia de ideas y haya decidido cómo quiere responder, pregúntele cómo pueden ayudarle usted y los demás miembros de la familia. Deje que su hijo tome la iniciativa

Hacer

El tercer paso consiste en actuar. Tal vez su hija haya decidido escribir notas a los ancianos de las residencias durante la crisis del COVID-19. Tal vez su hijo se ofreció a cortar el césped de un vecino cuando éste se rompió la pierna. Las situaciones e ideas son infinitas. Cuando los niños pasan a la acción motivados por sus propios sentimientos e imaginación, experimentan el poder de la inventiva.

Compartir

El último paso es compartir con los demás. ¿Por qué? A primera vista, podrías preguntarte: «¿No basta con «hacer» actos de cuidado sin necesidad de reconocimiento externo?» Efectivamente, ese es el objetivo. Con mucha práctica relacional y empática, los niños se convierten en adultos solidarios. El cuidado se convierte en parte de lo que son por dentro, independientemente de las recompensas externas.

El marco del Diseño para el Cambio pide a los niños que compartan su trabajo por varias razones importantes. En primer lugar, compartir historias genera conciencia e inspira a otros niños a aprender. Por ejemplo, el reto #DoGoodFromHome se compartió en las redes sociales para inspirar a otros niños a realizar sencillos actos de bondad durante una época difícil a nivel mundial.

Por último, la razón más importante para compartir es reflexionar sobre el aprendizaje. Para compartir con otros, incluso con la propia familia, un niño debe ser capaz de contar una historia: la historia de «cómo me sentí, lo que imaginé que podía hacer y lo que hice.» Para contar una historia, el niño debe reflexionar sobre el proceso. Esto mejora el conocimiento de sí mismo y ayuda a los niños a relacionar sus sentimientos iniciales de empatía con la forma en que respondieron. Este tipo de historias generan aprendizaje y dan a los niños un proceso al que pueden recurrir a lo largo de la vida.

El marco del FIDS se basa en el pensamiento de diseño, un proceso innovador centrado en el ser humano que se utiliza para abordar una amplia gama de retos, desde el diseño de productos hasta la resolución de problemas sociales. Esta forma de pensar ha ayudado a los educadores a aprender a enseñar la empatía a niños de todo el mundo convirtiéndose en solucionadores de problemas e innovadores. Los estudiantes se convierten en los diseñadores del cambio y en los hacedores del mismo. Aprenden a transformar la empatía en acción.

¿Cómo enseñar empatía? This brilliant four-step framework from Design for Change is easy to remember as you make caring a priority in your home or classroom!

Additional Resources

Learn about Design for Change USA programs.

Learn about Design for Change world partnerships.

Take a survey to learn how often you and your children use your empathy muscles and other core human abilities!

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(Design for Change images used with permission from Design for Change USA)

Published: March 31, 2020

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