Dios se comunica con nosotros por medio del Espíritu Santo, en forma de buenos pensamientos e ideas, o de sentimientos de paz y consuelo. Cuando sentimos esas cosas, significa que Dios nos está alentando, mostrándonos la verdad y dándonos dirección.
Todo el mundo sentirá el Espíritu Santo a su propia manera. La Biblia con frecuencia lo describe como «una voz apacible y delicada» (véase 1 Reyes 19:11–12), que casi parece susurrar a tu mente.
A menudo Dios contesta nuestras oraciones por medio de otras personas. En el momento oportuno, Dios puede poner personas en nuestra vida que sean o que nos den la respuesta que hemos estado buscando. También podemos recibir respuestas a nuestras oraciones al leer lo que Sus profetas han enseñado en la Biblia y el Libro de Mormón. Cuando oramos y leemos esos libros, el Espíritu Santo puede darnos ideas y guía personalizadas. Dedicar tiempo a estudiar Su palabra es también una manera de demostrarle a Dios que verdaderamente deseamos recibir una respuesta de Él.