A todo el mundo le ocurre en algún momento: algo hace tambalear su confianza. Pierdes un trabajo, metes la pata en el trabajo, recibes comentarios duros, o de alguna manera te echan para atrás. Si es lo suficientemente malo, entonces tu propia visión de ti mismo se resquebraja, e incluso puedes empezar a preguntarte cuáles son realmente tus puntos fuertes.
Dada la importancia de la confianza, si la perdemos, ¿cómo podemos recuperarla?
En su libro online, Catalyst, los fundadores de G5 Learning (nota de divulgación: el autor ha impartido un seminario web pagado de G5) explican cómo la confianza y la competencia se entrelazan para crear el éxito.
Sin embargo, sin confianza, la competencia sólo te llevará hasta cierto punto. Los autores Smith y Marcum escriben: «¿Por qué las personas con fortalezas profundas y definidas, con una motivación inquebrantable y que se dedican incansablemente a alcanzar su potencial, no alcanzan sus propias expectativas? En una palabra, la confianza».
Según las investigaciones, las mujeres sufren más la falta de confianza que los hombres. Un estudio realizado en 2011 por el Instituto de Liderazgo y Gestión encuestó a directivas británicas sobre el grado de confianza que sienten en su trabajo. La mitad de las mujeres directivas expresaron cierto grado de duda sobre su desempeño laboral, mientras que menos de un tercio de los hombres encuestados expresaron la misma duda. En otro estudio, Brenda Major, psicóloga social de la Universidad de California en Santa Bárbara, preguntó a hombres y mujeres cómo creían que iban a desempeñar una serie de tareas. ¿Los resultados? Descubrió que «los hombres sobrestimaban sistemáticamente sus capacidades y su rendimiento posterior, y que las mujeres subestimaban rutinariamente ambas cosas»
Incluso si las mujeres tienen más dudas de confianza, sigue habiendo mucha inseguridad. Como señalan Smith y Marcum, la clave para aumentar la confianza es elevarse por encima de las imágenes distorsionadas de los demás (y de las propias). Como dicen, «no se controla con un interruptor de encendido y apagado. En su lugar, es un flujo constante de fuerza psicológica que o bien te sostiene, o bien se cortocircuita con grados de invencibilidad y duda.»
Entonces, ¿cómo podemos aumentar nuestra confianza cuando más la necesitamos? He aquí algunas estrategias:
1. Incluso cuando sea difícil, sigue asumiendo riesgos.
Cuando sentimos que hemos fracasado, a menudo queremos retirarnos del juego, lamer nuestras heridas y evitar el riesgo. Eso es lo peor que podemos hacer.
La inacción nos mantiene empantanados en el espacio de la pérdida. Sólo la acción puede crear el éxito y, a su vez, la confianza.
Como dijo famosamente Churchill: «Si estás atravesando el infierno, sigue adelante». O si prefieres a Joni Mitchell: «La acción es el antídoto de la desesperación».
2. Concédase algunas pequeñas victorias.
No hay duda de que el éxito genera confianza, pero no tiene que ser uno enorme para ayudarle a recuperar su confianza.
Póngase en situación de realizar actividades incrementales que capitalicen sus puntos fuertes. Las pequeñas victorias repetidas pueden hacer que vuelvas a apreciar tus talentos poco a poco.
3. Obtenga perspectiva con una dosis de apreciación.
Si un fracaso es particularmente punzante, puede sobrepasar nuestros pensamientos y rápidamente ser exagerado. Encuentra la manera de dar un paso atrás y situarlo en el panorama general. ¿Has perdido un ascenso? Considera cuántos éxitos has tenido para llegar al lugar en el que te encuentras hoy. Un ascenso perdido en una carrera no es un callejón sin salida.
Busca amigos y colegas que aprecien lo que haces. Si puedes compartir el fracaso en un entorno seguro, puedes ganar el punto de vista que los demás tienen de ti. Siempre somos nuestros más duros críticos.
4. Deja de compararte con los demás.
Una de las razones por las que el fracaso duele es que nos preocupa lo que los demás pensarán de nosotros. Racionalmente podemos saber que eso no importa, pero basta con ver el comportamiento en Facebook para ver lo comparativos que somos todos.
Si tu fracaso se traduce en el éxito de otra persona, intenta que no sea un juego de suma cero. Que pierdas un ascenso ahora no significa que no lo consigas más adelante. Ven desde un lugar de abundancia – hay más oportunidades si esta no salió como querías.
5. Intenta encontrar la joya oculta del aprendizaje.
Nadie puede ser perfecto todo el tiempo, y todos fallamos. Cuando lo hacemos, si podemos profundizar y ver el fracaso como una oportunidad para aprender, podemos usarlo a nuestro favor. Si somos capaces de reformularlo, puede que incluso encontremos un mensaje positivo escondido en su interior.
En realidad, todo gira en torno al viaje. El fracaso nos enseña las lecciones más duraderas. Nos hacemos más fuertes. Aprendemos más sobre nosotros mismos. Ganamos perspectiva. Y seguimos adelante.
Cuando superes tus fracasos, recuerda no ocultarlos. Mostrar la vulnerabilidad puede, de hecho, hacerte más influyente e inspirador para los demás. Nos sentimos atraídos por aquellos que han fracasado y han llegado al éxito. Es lo que les hace humanos… y como el resto de nosotros.