Comenzando con el patinaje artístico
Katarina Witt tenía cinco años y medio, cuando salió por primera vez al hielo, en su ciudad natal, Chemnitz (Ciudad de Karl Marx), en lo que entonces era la RDA. Poco después, comenzó su increíble camino hacia el éxito como patinadora artística. El día que cumplió siete años, terminó su primera competición en primer lugar. Las caras severas de los jueces y la esperanza de ganar el premio, un peluche, impulsaron a Katarina a dar lo mejor de sí misma. Fue entonces cuando empezó a mostrar su fuerza competitiva.
Con el tiempo desarrolló una fórmula para triunfar en su carrera de patinaje artístico: dedicación apasionada, perfeccionamiento de sus talentos atléticos y cautivar a su público. Con esta mezcla especial de carisma, destreza atlética y artística, llegó a ganar más títulos que ningún otro patinador artístico del mundo.
Su vida, su patinaje artístico, sus victorias
Se dedicó por completo al patinaje artístico. Incluso cuando era niña, entrenaba muy duro para perfeccionar sus habilidades y sacrificaba todo lo demás para centrarse en su pasión. Su entrenadora, Jutta Müller, la apoyó y entrenó durante muchos años. Su compromiso y el trabajo duro dieron sus frutos. En 1983 ganó su primer título de campeona de Europa.
En el invierno de 1984, ganó su primera medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Sarajevo. Estos grandes éxitos la impulsaron a obtener más rendimientos elevados y Katarina Witt influyó en el mundo del patinaje artístico durante casi una década. En los Juegos Olímpicos de Invierno de Calgary en 1988, brilló con su interpretación de «Carmen» y ganó, una vez más, una medalla de oro, algo que sólo la noruega Sonja Henning había logrado antes.
Siguiendo su carrera amateur
Cuando, después de todas sus victorias, su carrera amateur terminó en 1988, fue la primera atleta de la RDA a la que se le permitió actuar en una revista de hielo fuera de la RDA. Esto la llevó a realizar sus propias giras, espectáculos, películas internacionales y también especiales de televisión. Gracias a un cambio en los requisitos de participación por parte de la Unión Internacional de Patinaje sobre Hielo (ISU), pudo, a pesar de haber terminado su condición de aficionada y de trabajar como patinadora profesional, volver a actuar como aficionada para clasificarse para los Juegos Olímpicos de Invierno de Lillehammer en 1994.
En su regreso a los Juegos Olímpicos, obtuvo el séptimo puesto. En 1995, Katarina Witt se convirtió en la primera alemana en ganar el «Jim Thorpe Pro Sports Award» en EE.UU. por sus destacados logros deportivos.