- Hay cinco estilos de pensamiento reconocidos: quienes los emplean se llaman sintesistas, idealistas, pragmáticos, analistas y realistas.
- Los sintetistas destacan por su creatividad y curiosidad; les gusta considerar diferentes ideas, puntos de vista y posibilidades.
- Los idealistas siempre están estableciendo y trabajando para conseguir grandes objetivos: ponen el listón muy alto y esperan que los demás hagan lo mismo.
- Los pragmáticos adoptan un enfoque lógico para la resolución de problemas; se centran en los resultados inmediatos, en contraposición a los efectos a largo plazo.
- Los analistas se interesan por los hechos y los puntos de datos; tienen un procedimiento claro para hacer todas las cosas.
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Los realistas son los perfectos solucionadores de problemas; abordan los problemas de frente y no se sienten desafiados por su enigma cotidiano.
Empleamos diferentes formas de pensar: algunos adoptamos un enfoque creativo, mientras que otros son más analíticos; algunos se centran en el corto plazo, mientras que otros piensan en el largo plazo. Aunque todos tenemos mentes únicas, nuestras tendencias se han resumido en cinco estilos de pensamiento reconocidos: los sintetistas, o los pensadores creativos; los idealistas, o los que fijan objetivos; los pragmáticos, o los pensadores lógicos; los analistas, o los intelectuales racionales; y, por último, los realistas, o los que resuelven perfectamente los problemas. A qué grupo de pensadores pertenece usted?
Sintetistas: Los pensadores creativos
Los sintetistas se definen en gran medida por su naturaleza creativa y curiosa. En lugar de guiarse por la lógica, les encanta explorar ideas más abstractas. Se preguntan «¿y si…?» y consideran una serie de puntos de vista y posibilidades. Algunos perciben a los sintesistas como argumentativos, ya que se apresuran a llamar la atención sobre los puntos de vista opuestos, pero estos pensadores creativos pueden evitar esta percepción reconociendo primero las ideas de los demás antes de presentar alternativas.
Idealistas: Los fijadores de metas
Los idealistas establecen altos estándares y siempre están trabajando hacia metas más grandes que la vida. Mientras que otros podrían percibirlos como perfeccionistas, en sus mentes, simplemente están poniendo su mejor pie adelante. Estas personas están orientadas al futuro, valoran el trabajo en equipo y esperan que todos trabajen duro. Sin embargo, es importante que los idealistas se den cuenta de que los demás tienen sus propias normas y expectativas, que pueden no coincidir con las del idealista.
Pragmáticos: Los pensadores lógicos
Los pragmáticos no pierden el tiempo: pasan a la acción. Abordan los problemas de forma lógica, paso a paso. Se centran en hacer las cosas, pero no están interesados en comprender el panorama general como los idealistas. En lugar de considerar lo que es mejor a largo plazo, piensan a corto plazo. Aunque los pragmáticos consiguen hacer las cosas, pueden beneficiarse de dar un paso atrás y reflexionar sobre las grandes ideas.
Analistas: Los intelectuales racionales
Los analistas trabajan metódicamente. Recogen todos los hechos y datos, midiendo y categorizando a lo largo del camino. Su personalidad está arraigada en la minuciosidad, la precisión y la racionalidad; los analistas siempre buscan una fórmula o un procedimiento perfilado para resolver los problemas. Estos individuos tienden a descartar otras ideas, pero deben abrir sus mentes, ya que otras ideas ofrecen un valor único.
Realistas: Los perfectos solucionadores de problemas
Los realistas son rápidos de reflejos y hacen lo que sea necesario para resolver el problema en cuestión. Dicho esto, los realistas se aburren fácilmente: no se sienten desafiados por los problemas cotidianos o los factores de estrés como la mayoría. Sin embargo, quieren ser desafiados. Los realistas pueden beneficiarse, al igual que los pragmáticos, de dar un paso atrás y ver un problema desde diferentes ángulos. Deben tomarse un poco más de tiempo para reunir toda la información que tienen a su disposición y encontrar la mejor solución (que no siempre es la primera) antes de actuar.