El hogar es la base absoluta a través de la cual podemos abordar los efectos de la pobreza en la sociedad y su círculo vicioso. El hogar es la clave para vivir una vida digna y con oportunidades, libre de exclusión, miedo o abandono.
Con tu ayuda, hemos podido demostrar una y otra vez que el hogar es vital para ayudar a las familias a romper definitivamente el ciclo de la pobreza. Proporciona a las familias una base estable con un sentido de dignidad y orgullo. Un hogar lleva a mejorar:
- Salud – la falta de ventanas o de una ventilación adecuada provocan enfermedades respiratorias, mientras que la falta de aseos adecuados ayuda a la propagación de enfermedades como el cólera o la fiebre tifoidea
- Seguridad – frente a la lluvia, las tormentas, los terremotos
- Seguridad – imagina no tener una puerta en tu casa (tienda de campaña o refugio); cualquier cosa que tengas corre el riesgo de ser robada.
- Oportunidades de educación – los niños que viven en refugios inseguros tienen tasas de asistencia y finalización de la escuela mucho más bajas. Sus casas suelen tener goteras en varios lugares, lo que arruina el material escolar y aumenta sus posibilidades de enfermar.
- Oportunidades de empleo – tener una dirección registrada suele ser esencial para encontrar trabajo. Un hogar seguro y decente también es clave para garantizar una buena salud, que es clave para mantener un trabajo y rendir adecuadamente.
- Lea sobre el impacto de la pobreza en la educación
Aprofundicemos en el principal impacto de la pobreza en la salud, en los niños, en la educación, así como en las comunidades – y cómo los hogares seguros y decentes pueden convertirse en la base esencial para que las personas construyan vidas felices y prósperas.
Efectos de la pobreza en la salud
Más de 10.000 niños mueren cada día por vivir en una vivienda inadecuada.
Sin un saneamiento eficaz en su hogar, los niños son especialmente vulnerables a la diarrea y a las infecciones intestinales potencialmente mortales. Y en las casas donde no hay suficiente ventilación, las personas son especialmente vulnerables a las enfermedades respiratorias.
Las casas limpias y cálidas protegen de los elementos y ayudan a mejorar la salud de una familia al prevenir enfermedades y dolencias como la tuberculosis, la diarrea y el paludismo.
Las familias que viven en una casa correctamente construida tienen menos probabilidades de ser víctimas de estas enfermedades y están mejor preparadas para recuperarse de cualquier enfermedad que puedan contraer. Ni que decir tiene que la salud mental de las personas y las familias mejora considerablemente cuando se eliminan los problemas de salud física.
Girma Mihiretu, de 70 años, y su esposa Yeshi Ali, pueden dar fe de ello. La pareja vive con su nieto de tres años, Zehirun Asefa, en Dessie (Etiopía), pero durante mucho tiempo ellos y sus seis hijos no tenían más que una simple lámina de plástico a la que llamar hogar.
Sin saneamiento ni protección adecuada contra las inclemencias del tiempo, la familia estaba a merced de los elementos.
Como recuerda Mihiretu,
«Vivía en una casa pequeña y sucia. No teníamos baño. No podíamos ayudar a nuestros hijos con dinero. La salud de nuestros hijos se resentía cada día»
Para empeorar aún más las cosas, la pareja padecía lepra, y aún hoy lleva las cicatrices de esta enfermedad debilitante. La vida era desesperada, hasta que hace apenas dos años la pareja se convirtió en nuestros compañeros de hogar y comenzó a tener esperanzas de un futuro más saludable.
El único dinero de la pareja solía venir de la mendicidad, pero ahora tienen un jardín para cultivar cosechas que venden para complementar sus ingresos.
«Hoy, vemos nuestra nueva casa y sabemos que es buena para nuestros hijos. Tiene un baño y un jardín. Me siento bendecido»(Mihiretu)
Efectos de la pobreza en la educación y la escolarización
El hogar da a los niños una oportunidad para el futuro al proporcionarles una base estable en la que pueden estudiar y rendir al máximo en la escuela.
Los niños también son capaces de convertirse en adultos responsables al experimentar seguridad y ver a sus propios padres cuidando del hogar. Para los adultos, el hogar es clave para mantener el empleo y ofrece oportunidades para la generación de ingresos mediante la creación de pequeños negocios en el hogar.
Yonah Njobvu y su esposa Loina han experimentado de primera mano cómo un buen hogar puede ayudar a que un pequeño negocio cobre vida. La pareja vive en Lusaka (Zambia) con sus siete hijos. Se alojaban en la cabaña de un vecino después de que las inundaciones destruyeran su propia casa y las condiciones de hacinamiento distaban mucho de ser adecuadas.
Desde que se mudaron en febrero de 2008 a una casa de Hábitat, todos los aspectos de la vida de la familia han ido a más. El espacio adicional ha permitido a Yonah iniciar su propio negocio de fabricación de calzoncillos impermeables para niños.
A través de este negocio, Yonah puede ahora mantener a su familia mucho mejor. En su anterior casa, simplemente no había espacio ni seguridad para iniciar un negocio. Ahora el negocio prospera, la vida es buena y la familia puede dormir bien.
Efectos de la pobreza en los niños y las familias
El hogar es, en efecto, donde está el corazón y un hogar estable y bien construido es el centro de la vida familiar.
Cuando las familias tienen un hogar en el que se sienten seguras y protegidas, se unen como una unidad familiar para amarse y apoyarse mutuamente. También hay un sentimiento añadido de orgullo y dignidad que viene con un hogar decente que se traduce en una esperanza para el bienestar futuro y el éxito de la familia.
Hay suficientes investigaciones que demuestran que crecer en un entorno inseguro no sólo afecta seriamente a la salud de los niños, sino también, como resultado de esto, a su asistencia a la escuela (y a su capacidad para obtener un título o diploma).
Reducir la mortalidad infantil, mejorar la asistencia a la escuela
Ana María y Rodrel viven con sus tres hijos pequeños, Shanely, Marlon y Alan, en un barrio enclavado en el centro de Chichicastenango, Guatemala. La pareja se casó hace siete años y desde entonces se ha mudado de casa casi todos los años. Como enfermera de guardería y camionero, sus ingresos no alcanzan para mucho.
Durante el último año su casa alquilada era tan fría y húmeda que su hijo menor, de apenas nueve meses, sufría de bronquitis. Además, la familia tenía que compartir el baño y la cocina exterior, lo que restringía el uso de las instalaciones y generaba conflictos con otras familias.
Hace unos años, la pareja había comprado un pequeño terreno, pero nunca soñaron que podrían conseguir un préstamo para construir una casa en él.
Cuando el hermano de Rodrel les presentó a Hábitat para la Humanidad por primera vez, la familia empezó a albergar la esperanza de tener un lugar propio. Después de visitar nuestra oficina, la pareja pronto tuvo un préstamo sin intereses aprobado y comenzó a construir su casa.
En sólo un mes su flamante casa, que constaba de cuatro habitaciones, estaba terminada. Era el doble de grande que su vivienda alquilada, y con las cuotas del préstamo inferiores a las del alquiler, la familia puede incluso empezar a ahorrar para el futuro.
«Los niños tienen mucho espacio para jugar», dice Ana María observando su hermosa casa con orgullo. Ahora también rinden mucho más en la escuela, ya que tienen espacio para hacer los deberes y no se enferman tan a menudo como antes.