Presidencia
Con más de 15.000 soldados de las Naciones Unidas en el país y un desempleo del 80%, Johnson Sirleaf se enfrentó a graves problemas. Inmediatamente buscó la mejora de la deuda y la ayuda de la comunidad internacional. A finales de 2010, la totalidad de la deuda de Liberia se había borrado, y Johnson Sirleaf había conseguido millones de dólares de inversión extranjera en el país. Además, creó un Comité de la Verdad y la Reconciliación (CVR) en 2006 para investigar la corrupción y curar las tensiones étnicas. Irónicamente, en 2009 Johnson Sirleaf fue mencionada en uno de los informes de la CVR, que recomendaba que se le prohibiera, junto a otras personas, ocupar cargos electivos durante 30 años por haber apoyado a las facciones enfrentadas en la guerra civil. En el caso de Johnson Sirleaf, ella había apoyado a Taylor durante un tiempo muy temprano en la guerra. Sin embargo, las recomendaciones del informe no eran vinculantes, y ella se vio favorecida por una amplia demostración de apoyo tanto nacional como internacional. Los esfuerzos para erradicar la corrupción -un problema importante con el que Johnson Sirleaf se había comprometido a acabar- incluyeron la creación de la Comisión Anticorrupción en 2008.
A pesar de haber prometido previamente que sólo cumpliría un mandato como presidenta, en 2010 Johnson Sirleaf anunció su intención de presentarse a las elecciones presidenciales de octubre de 2011, afirmando que aún tenía trabajo por hacer. Sin embargo, un mes antes de las elecciones, la elegibilidad de Johnson Sirleaf fue impugnada en los tribunales por un pequeño grupo de la oposición que señalaba una disposición de la Constitución que establecía que todos los candidatos presidenciales debían haber residido en Liberia durante 10 años antes de las elecciones, un requisito que Johnson Sirleaf y varios otros candidatos no cumplían y que el gobierno había intentado -sin conseguirlo- cambiar mediante un referéndum en agosto de 2011. Seis días antes de las elecciones, el Tribunal Supremo desestimó la impugnación, señalando que los redactores de la Constitución de 1986 no podían prever los años de conflicto que obligaron a muchos liberianos a vivir fuera del país. Otra polémica preelectoral se generó cuando Johnson Sirleaf ganó el Premio Nobel de la Paz pocos días antes de las elecciones. Otros candidatos se quejaron de que el Comité Nobel estaba interfiriendo en la política liberiana al conceder el premio tan cerca de las elecciones.
Más de una docena de candidatos se presentaron a las elecciones del 11 de octubre de 2011. Johnson Sirleaf fue el más votado, con más del 43% de los votos, seguido de Winston Tubman -que se presentaba con Weah como su candidato a la vicepresidencia-, que obtuvo alrededor del 32%. Como Johnson Sirleaf no obtuvo más del 50%, se celebró una segunda vuelta el 8 de noviembre. Sin embargo, no se desarrolló con la misma fluidez que la primera ronda de votaciones. Tubman y el partido Congreso para el Cambio Democrático habían denunciado irregularidades en la votación de la primera vuelta. Aunque estas acusaciones fueron ampliamente desestimadas por carecer de fundamento, no dejaron de ensombrecer la segunda ronda de votaciones, ya que Tubman anunció que abandonaba la carrera y llamó a los votantes a boicotear las elecciones. Aunque Johnson Sirleaf fue reelegida con algo más del 90% de los votos, su victoria se vio empañada por la retirada de Tubman y la escasa participación de los votantes, que fue menos de la mitad que en la primera ronda.
Aunque la administración de Johnson Sirleaf había hecho esfuerzos por frenar la corrupción, ésta siguió siendo un problema durante su segundo mandato. Las denuncias de nepotismo también afectaron a la administración, y la propia Johnson Sirleaf fue objeto de críticas en 2012 porque algunos de sus hijos tenían puestos de alto nivel en el gobierno o en empresas estatales. El progreso económico continuó durante el segundo mandato de Johnson Sirleaf hasta que el país se vio afectado por la devastadora enfermedad del virus del ébola en 2014. En el transcurso de los dos años siguientes, la enfermedad mató a más de 4.800 liberianos, paralizó la economía del país y borró muchos de los logros alcanzados con mucho esfuerzo en la década anterior de posguerra.
Mientras el país intentaba recuperarse del ébola, Johnson Sirleaf, limitada constitucionalmente a dos mandatos como presidenta, se preparó para dejar el cargo tras las elecciones presidenciales de 2017. Su compañero de fórmula en las dos elecciones anteriores y actual vicepresidente de Liberia, Joseph Boakai, se convirtió en el candidato presidencial de su partido político, el Partido de la Unidad (UP). Sin embargo, tras la primera ronda de votaciones, fue acusada por el UP de haber apoyado a otro candidato presidencial: su anterior oponente, George Weah. Aunque negó enérgicamente las acusaciones, éstas persistieron, y en enero de 2018 la UP la expulsó del partido. A finales de ese mes, el 22 de enero, renunció a la presidencia de Liberia, cediendo el poder a Weah, que se había alzado como ganador de la segunda ronda de votaciones. Fue el primer traspaso de poder entre líderes elegidos democráticamente en Liberia desde 1944.
En reconocimiento al liderazgo de Johnson Sirleaf en Liberia durante el difícil periodo de transición tras los devastadores años de conflicto del país y por los cambios positivos que se produjeron en Liberia bajo su administración, en febrero de 2018 fue galardonada con el Premio Ibrahim 2017 por sus logros en el liderazgo africano. El premio proporcionó 5 millones de dólares, desembolsados en 10 años, seguidos de un estipendio anual de 200.000 dólares durante el resto de la vida de Johnson Sirleaf. También supuso la posibilidad de que la fundación concediera 200.000 dólares anuales a lo largo de 10 años a causas benéficas apoyadas por Johnson Sirleaf.