Enfermedad hepática alcohólica

La enfermedad hepática alcohólica (ALD) es el resultado de beber más alcohol del que el hígado puede procesar, lo que daña el órgano. El hígado, responsable de realizar muchas funciones en el organismo, procesa lo que el cuerpo necesita, desechando lo que no necesita. Cuando el hígado descompone el alcohol, la reacción química libera una toxina que daña las células hepáticas. Si se ingiere demasiado alcohol de forma repetida a lo largo del tiempo, incluso sin emborracharse, comienza el daño hepático. Cuando el daño hepático es excesivo, afecta a todo el organismo. La ALD se puede prevenir y puede ser mortal.

Más de 21.000 personas mueren anualmente en Estados Unidos a causa de la ALD. Casi el 70 por ciento de esas muertes son hombres, aunque las mujeres desarrollan la enfermedad tras una menor exposición al alcohol que los hombres.

Tipos de enfermedad hepática alcohólica

  • Enfermedad hepática grasa alcohólica (también llamada esteatosis): La grasa se acumula en el interior de las células hepáticas, lo que dificulta el correcto funcionamiento del hígado. Esta etapa temprana de la enfermedad hepática se produce bastante pronto después de beber en exceso repetidamente. Por lo general, no presenta síntomas, pero puede producirse un dolor abdominal superior en el lado derecho debido al aumento del tamaño del hígado. La esteatosis desaparece con la abstinencia de alcohol.
  • Hepatitis alcohólica: Esta afección se caracteriza por la inflamación, la hinchazón y la muerte de las células hepáticas. Esto deja cicatrices en el hígado, lo que se conoce como fibrosis. Los síntomas pueden aparecer con el tiempo o de forma repentina tras una borrachera. Incluyen fiebre, ictericia, náuseas, vómitos, dolor abdominal y sensibilidad. Hasta el 35% de los bebedores empedernidos desarrollan hepatitis alcohólica, que puede ser leve o grave. Si se trata de un caso leve, dejar de beber puede revertirlo.
  • Cirrosis: La forma más grave de ALD, se produce cuando todo el hígado se cicatriza, haciendo que el hígado se encoja y endurezca. Esto puede conducir a la insuficiencia hepática. Por lo general, el daño no puede revertirse. Entre el 10 y el 20 por ciento de los bebedores empedernidos desarrollan cirrosis, normalmente después de 10 o más años de consumo de alcohol.
    • La hepatitis alcohólica y la cirrosis alcohólica se denominaban anteriormente esteatohepatitis alcohólica (EHA), un término que todavía surge entre algunos círculos.

      Factores de riesgo de la enfermedad hepática alcohólica

      No todas las personas que beben en exceso desarrollan EHA. Aunque la cantidad de alcohol y el tiempo que se bebe en exceso son los factores de riesgo clave, hay fuerzas adicionales que influyen en el resultado. Son:

      • Obesidad/sobrepeso: Llevar peso extra aumenta el riesgo de enfermedad hepática porque la grasa se acumula en el hígado. Las células grasas segregan ácidos que provocan una reacción que destruye las células sanas del hígado, lo que conduce a la formación de cicatrices. Si se añade el alcohol a la mezcla, el efecto combinado añade un daño hepático adicional.
      • Desnutrición: A menudo las personas que beben mucho, comen mal. También pueden tener problemas para absorber nutrientes porque los subproductos tóxicos del alcohol dificultan la descomposición de los alimentos. La falta de nutrientes contribuye a dañar las células del hígado.
      • Componente genético: La forma en que el cuerpo metaboliza el alcohol está influenciada por la genética. Si faltan ciertas enzimas, eso puede afectar al riesgo de desarrollar ALD.
      • Influencias demográficas: Las tasas de cirrosis alcohólica son más altas en los varones afroamericanos e hispanos que en los caucásicos. Las mujeres son más susceptibles que los hombres al impacto del alcohol porque se deterioran más que los hombres después de beber cantidades iguales.
      • Tener hepatitis vírica, especialmente hepatitis C: Añadir alcohol a un hígado ya gravado por la hepatitis aumenta el riesgo de desarrollar una enfermedad hepática, así como cáncer de hígado.
        • Síntomas de la ALD

          La ALD temprana puede no presentar ningún síntoma, por lo que es importante tomar medidas si se bebe en exceso. Cuando se desarrollan los síntomas, la ALD suele estar muy avanzada.

          A medida que la enfermedad progresa, los síntomas incluyen:

          • Jaundice (a yellow tint to the skin and the whites of the eyes)
          • Swelling of the lower limbs (edema)
          • Fluid buildup in the abdomen (ascites)
          • Itchy skin
          • Fever and shivering
          • Fingernails that curve excessively
          • Muscular weakness
          • Blood in vomit or stools
          • Bleeding and bruising more easily
          • More sensitive reactions to alcohol or drugs
          • High blood pressure in the liver (portal hypertension)
          • Bleeding from veins in the esophagus (esophageal varices)
          • Confusion and behavior changes
          • Enlarged spleen
          • Kidney failure

          ALD Diagnosis

          A hepatologist, a liver specialist, may suspect ALD after a physical examination and a conversation about a patient’s history of alcohol use. If further testing is needed, the doctor may order:

          • Blood test
          • Imaging tests: CT scan, MRI or ultrasound of the liver
          • Endoscopy: Para buscar venas anormales en el esófago, el estómago y los intestinos
          • Prueba de la función hepática: Se utiliza para comprobar si hay inflamación del hígado y daño hepático.
          • Biopsia de hígado: Se realiza con mayor frecuencia mediante un enfoque percutáneo, en el que se adormece la zona y se introduce una aguja en el hígado para obtener un pequeño trozo de tejido para su análisis.
            • Tratamiento de la EA

              Deje de beber alcohol: La abstinencia es el paso más crítico que hay que dar tras un diagnóstico de ALD. Incluso una bebida es demasiado. Evitar el consumo de alcohol es la única manera de revertir el daño o prevenir el empeoramiento de la enfermedad. Las personas a las que les resulte difícil dejar de consumir alcohol deben consultar las opciones de tratamiento con un médico. Conseguir ayuda mejora la abstinencia a largo plazo y porque una rápida reducción del alcohol en el cuerpo puede provocar peligrosos síntomas de abstinencia, incluyendo alucinaciones y convulsiones, para los que se pueden prescribir medicamentos.

              Nutrición y dieta: Dado que las deficiencias nutricionales son comunes en los pacientes con ALD, una dieta especial, vitaminas y suplementos pueden ayudar. Un nutricionista educará a los pacientes en la planificación de las comidas para combatir la desnutrición y ayudar a mantener a raya la acumulación de líquidos mediante sugerencias bajas en sodio. Del mismo modo, un cambio de estilo de vida que incluya comer bien y perder peso puede ayudar a disminuir los depósitos de grasa tóxica en el hígado.

              Medicamentos: Un médico puede recetar medicamentos en función de la gravedad de la ALD. El tratamiento viral no es una parte común del tratamiento de la ALD, aunque puede ser necesario si alguien tiene una enfermedad hepática viral comórbida.

              Transplante de hígado: Esta cirugía elimina el hígado cirrótico enfermo y lo sustituye por un hígado sano de un donante. Para poder optar a uno se requiere la aprobación de un centro de trasplantes, así como abstenerse de consumir alcohol tanto antes como después de la cirugía.

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