Equinoccio en el Templo de Kukulcán en Chichén Itzá | Gray Line Licensee

Los mayas desarrollaron sus propios calendarios, un sistema jeroglífico y petrográfico muy elaborado y utilizaron un discurso basado en cuentas numéricas expresadas en Mesoamérica; debe de ello, contenía una afirmada inspiración del cosmos y la propia mitología maya basada en sus dioses con personalidades astrales y sus beneficios sobre las tierras y las personas.

Uno de los dioses más apreciados por los mayas fue Kukulcán. También conocido en la antigua cultura maya k’iche’ como Gukumatz. El nombre Kukulcán significa «serpiente emplumada», al igual que su dios igual tolteca y azteca: Quetzalcoatl.

El culto a Kukulcán/Quetzalcoatl fue la primera religión mesoamericana que trascendió las antiguas divisiones lingüísticas y étnicas del Período Clásico, facilitó la comunicación y el comercio pacífico entre pueblos de muy diferentes orígenes sociales y étnicos.

El culto se centró originalmente en la antigua ciudad de Chichén Itza, en el estado mexicano de Yucatán, donde existe un templo dedicado a este dios. También se le conoce como la Pirámide o Castillo -Castillo- de Kukulcán.

En este templo, durante el equinoccio de primavera (21 de marzo) y el de otoño (22 de septiembre) la sombra proyectada por el ángulo del sol y los bordes de en la balaustrada derecha de la escalera norte los nueve escalones de la pirámide, combinados con la escalera norte y las tallas de piedra de la cabeza de la serpiente, crean la ilusión de una enorme serpiente descendiendo por la pirámide.

Se creía que la luz del cielo bajaba a la Tierra, y la luz de la serpiente contribuía a hacer fértil el suelo y a anunciar un nuevo ciclo vital.

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