Si tiene un trastorno de ansiedad, podría notar signos de la misma condición cuando busque en su árbol genealógico. O puede que no.
A diferencia de algunos rasgos personales como el color de los ojos y los rasgos faciales, la ansiedad en la familia no siempre es fácil de ver a través de las generaciones. Los trastornos de ansiedad incluyen una variedad de afecciones, como el trastorno de pánico, el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC), la ansiedad social, el trastorno de estrés postraumático y el trastorno de ansiedad generalizada.
La búsqueda de genes específicos relacionados con los trastornos de ansiedad está en la fase preliminar. Considere lo siguiente: Los investigadores analizaron la composición genética de 1.065 familias -algunas de ellas con TOC- y descubrieron que el gen en cuestión no estaba asociado a la enfermedad. Sin embargo, en su artículo de mayo de 2014 en Molecular Psychiatry, se basaron en otras investigaciones para concluir que todavía puede haber un vínculo entre nuestro código de ADN y la aparición del TOC, pero estas ideas aún debían ser investigadas.
El vínculo entre la genética y la ansiedad
Para la mayoría de las personas, el riesgo genético para la ansiedad es menos probable que sea un interruptor de encendido y apagado que una complicada mezcla de genes que pueden ponerte en riesgo de desarrollar ansiedad. Incluso así, su trastorno de ansiedad podría ser diferente al de su pariente en aspectos importantes.
«Los individuos heredan una predisposición a ser una persona ansiosa, alrededor del 30 al 40 por ciento de la variabilidad está relacionada con factores genéticos», explica la psicóloga Amy Przeworski, PhD, profesora asistente en el departamento de ciencias psicológicas de la Universidad Case Western Reserve en Cleveland.
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Una predisposición genética a la ansiedad podría empezar de joven. Los estudios han demostrado que cuando la ansiedad se desarrolla antes de los 20 años, los familiares cercanos son más propensos a tener ansiedad también. Un estudio publicado en el número de junio de 2013 de la revista Journal of Anxiety Disorders subrayó que ciertos rasgos de ansiedad correlacionados con el trastorno de pánico son evidentes a la edad de 8 años.
Los investigadores han tratado de entender mejor la genética detrás de los trastornos de ansiedad observando si los parientes tienen el mismo trastorno de ansiedad. Han descubierto que las personas tienen un riesgo significativamente mayor de padecer un trastorno de pánico si tienen un gemelo que lo padece y un riesgo algo mayor de padecer un trastorno de pánico si un familiar de primer grado, como un padre o un hermano, lo padece.
Los estudios demuestran que el riesgo de ansiedad tiende a ser hereditario, pero el papel de la influencia genética frente a la influencia del entorno familiar sigue sin estar claro, concluyen los investigadores en un artículo publicado en el número de junio de 2011 de la revista Journal of Korean Medical Science.
En la actualidad, los expertos creen que los genes implicados pueden modificar sus respuestas emocionales de una manera que podría conducir a la ansiedad. Si dos personas tienen una mezcla similar de genes, el hecho de que desarrollen ansiedad o no, podría depender de sus experiencias o factores de riesgo ambientales.
Factores de riesgo ambientales para la ansiedad
Algunos de los factores de riesgo ambientales que pueden desencadenar la ansiedad incluyen el abuso de todo tipo, los eventos traumáticos, los acontecimientos vitales estresantes, las relaciones familiares difíciles, la falta de un sistema de apoyo social fuerte, la situación de bajos ingresos y la mala salud general. La investigación también ha sugerido que cuando la ansiedad se desarrolla a pesar de un entorno que no tiene ninguno o pocos de estos factores de riesgo; probablemente se deba a un riesgo genético subyacente.
Estrategias de tratamiento de la ansiedad
La buena noticia es que el tratamiento de la ansiedad, que podría incluir medicamentos y terapia cognitivo-conductual, parece ser tan eficaz para las personas con antecedentes genéticos como para las que no los tienen, dice Przeworski. Al menos hasta la fecha, la investigación sobre las raíces genéticas de la ansiedad no ha revelado ninguna estrategia de tratamiento que pueda funcionar mejor que la terapia cognitivo-conductual.