En este drama, alternativamente desgarrador y edificante, inspirado en hechos reales, una familia de una pequeña ciudad del Medio Oeste descubre que su hijo menor padece epilepsia. Sin esperanza después de que el seguro se agote, la madre sigue adelante, estudia todo lo que puede encontrar sobre la enfermedad y, en contra de los deseos de su médico local, lleva a su hijo a Baltimore para que reciba un tratamiento con la controvertida dieta cetogénica.
El título de esta película hecha para la televisión, First Do No Harm (Primero no hacer daño), proviene del juramento hipocrático que los médicos hacen como parte de su vocación.
Sin embargo, en muchos casos los médicos se resisten a recomendar procedimientos no porque hagan daño a nadie, sino porque su eficacia no está respaldada por la investigación científica. Este es el caso de Robbie (Seth Adkins), de cuatro años, al que se le diagnostica un tipo de epilepsia cuya causa se desconoce. Sus padres, Lori (Meryl Streep) y Dave (Fred Ward), aceptan una serie de tratamientos farmacológicos insoportables que sólo parecen empeorar su estado. Su situación se complica cuando se enteran de que su póliza de seguro médico ha caducado.
Entonces Lori descubre un régimen llamado dieta cetogénica; un tercio de los niños epilépticos que siguen esta dieta no han experimentado más ataques. Los padres de Robbie están furiosos con su doctora (Allison Janney) por no informarles de este tratamiento y negarse a facilitar que lo prueben. En su lugar, ella recomienda una cirugía cerebral para el niño.
El final del drama demuestra la distancia que algunas familias tienen que recorrer para tomar el control de la salud y el bienestar de sus seres queridos. First Do No Harm presenta un ataque contundente a la rigidez e insensibilidad de la clase médica.
Excelentes actuaciones tanto de Meryl Streep como del niño sensación, Seth Adkins. Definitivamente, es una película que hay que ver.