Guerra de liberación
En abril de 1848 Garibaldi condujo a 60 miembros de su Legión Italiana de vuelta a Italia para luchar por el Risorgimento, o resurrección, de Italia en la guerra de independencia contra los austriacos. Primero se ofreció a luchar por el Papa Pío IX, y luego -cuando su oferta fue rechazada- por Carlos Alberto, el rey de Piamonte-Cerdeña. También el rey lo rechazó, pues aún se recordaba la condena de Garibaldi como rebelde en 1834; además, el ejército regular despreciaba al autodidacta líder guerrillero. Por lo tanto, Garibaldi acudió en ayuda de la ciudad de Milán, donde ya había llegado Mazzini y había dado a la guerra de liberación un giro más republicano y radical. Carlos Alberto, tras su derrota a manos de los austriacos en Custoza, aceptó un armisticio, pero Garibaldi continuó en nombre de Milán lo que se había convertido en su guerra privada y salió airoso de dos enfrentamientos con los austriacos en Luino y Morazzone. Pero a finales de agosto, fuertemente superado en número, tuvo que retirarse a través de la frontera con Suiza.
Durante un tiempo, Garibaldi se estableció en Niza con Anita (con la que se había casado en 1842) y sus tres hijos, pero su decisión de ayudar a liberar a Italia del dominio extranjero era más fuerte que nunca. Se vio confirmado en su propósito por su creencia -que él y sólo un puñado de personas compartían con Mazzini- de que los numerosos estados italianos, aunque a menudo se enzarzaran en guerras intestinas, podrían no obstante unificarse en un único estado. Cuando Pío IX, amenazado por las fuerzas liberales de los Estados Pontificios, huyó de Roma a finales de 1848, Garibaldi dirigió un grupo de voluntarios a esa ciudad. Allí, en febrero de 1849, fue elegido diputado en la Asamblea Romana, y fue él quien propuso que Roma se convirtiera en una república independiente. En abril llegó un ejército francés para restaurar el gobierno papal, y Garibaldi fue el principal inspirador de una animada defensa que rechazó un ataque francés en la colina del Janículo. En mayo derrotó a un ejército napolitano en las afueras de Roma, en Velletri, y en junio fue la principal figura en la defensa de Roma contra un asedio francés. No había ninguna posibilidad de mantener la ciudad, pero la gallardía de la resistencia se convirtió en una de las historias más inspiradoras del Risorgimento. Negándose a aceptar la derrota, Garibaldi condujo a unos cuantos miles de hombres fuera de Roma y a través del centro de Italia en julio de 1849, maniobrando para evitar a los ejércitos francés y austriaco, hasta llegar a la república neutral de San Marino.