El cianuro es un producto químico letal que se utilizó comúnmente en píldoras suicidas durante la Segunda Guerra Mundial para evitar que los espías capturados y los altos funcionarios del gobierno filtraran los secretos de su país al enemigo, según SkyMarketing. Aunque las píldoras de cianuro se consideraban una muerte «rápida e indolora» en aquella época, la ciencia moderna nos muestra ahora que no era así; en cambio, quienes las tomaban probablemente experimentaban una muerte larga y agónica.
El cianuro actúa bloqueando la capacidad de una célula para producir ATP, una fuente de energía utilizada por el cuerpo para realizar funciones naturales. Cuando una persona ingiere una dosis letal de cianuro, las células del cuerpo dejan repentinamente de producir ATP. Después de que esto ocurra, las células musculares no obtienen la energía que necesitan, y la persona experimenta inconsistencias con la contracción y relajación de los músculos.
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El diafragma de sus pulmones y su corazón son puro músculo; cuando ya no puedan funcionar, no podrá respirar, y se producirá un paro cardíaco. El tiempo que tarda el cianuro en matar a una persona oscila entre los 2 y los 5 minutos, y durante este tiempo, la persona está totalmente consciente y experimenta todos los efectos del producto químico.
El cianuro actúa rápidamente porque sus moléculas son diminutas, lo que le permite extenderse por el cuerpo de forma rápida y eficaz. Por otro lado, una muerte consciente que dure entre 2 y 5 minutos se sentirá como una eternidad para la persona afectada, por lo que el envenenamiento por cianuro debería ser probablemente una de las últimas cosas en la lista de «formas preferidas de morir» del mundo.