Un practicante de yoga. Un yogui puede estar casado o no, y puede tener o no vínculos religiosos formales.
Según Paramhansa Yogananda, un yogui se compromete con un procedimiento definido, paso a paso, por el que el cuerpo y la mente se disciplinan, y el alma se libera. Sin dar nada por sentado, por motivos emocionales o por fe, un yogui practica una serie de ejercicios probados que fueron trazados por los primeros sabios. (1)
En la escritura hindú más conocida, el Bhagavad Gita, dice: «El verdadero renunciante y el verdadero yogui son aquellos que realizan acciones obedientes sin desear sus frutos, no aquellos que, evitando el ofrecimiento de sí mismos, actúan con motivación egoísta, ni aquellos que (en nombre de la renuncia) evitan la acción.» (2)
Según Swami Kriyananda, la diferencia entre un yogui y una persona normal es que el yogui acepta con ecuanimidad lo que sea. Para un yogui, todas las cosas y todas las criaturas son sólo juegos de luces y sombras divinas. Reaccionan adecuadamente, pero en su corazón lo ven todo como aspectos del drama eterno de lo Divino.(2)