Según un nuevo estudio, la falta de oxígeno al nacer no tiene que provocar una lesión cerebral grave para que el bebé sufra retrasos en el desarrollo y daños cerebrales. Incluso una leve falta de oxígeno durante el parto o en sus alrededores puede causar un daño importante.
La investigación fue llevada a cabo por científicos del University College Cork y analizó a bebés recién nacidos que habían sufrido encefalopatía isquémica hipóxica (HIE). Se trata de una enfermedad en la que el cerebro del bebé se ve privado de oxígeno en el momento del nacimiento. Los investigadores descubrieron que, incluso en los casos en los que la privación de oxígeno se produjo a niveles muy bajos, el bebé seguía sufriendo retrasos en el desarrollo y deficiencias mentales. La privación de oxígeno en el momento del nacimiento está relacionada con una serie de afecciones que incluyen la parálisis cerebral y la epilepsia. Estos bebés pueden sufrir problemas cognitivos, deficiencias intelectuales y retrasos en el desarrollo a medida que crecen, en comparación con los bebés que no sufren dicha privación de oxígeno.
Sin embargo, los científicos del University College Cork descubrieron en su análisis que incluso en aquellos casos en los que la encefalopatía isquémica hipóxica se encontraba en niveles bajos, estaba vinculada a retrasos en el desarrollo que duraban hasta cinco años después del nacimiento. En casos anteriores, la investigación sólo había encontrado pruebas de que la encefalopatía isquémica hipóxica moderada o grave provocaba problemas de desarrollo a largo plazo. El nuevo estudio constata que incluso la privación leve de impedimentos puede causar esos problemas.
Se descubrió que los bebés que sufrían privación leve eran más propensos a sufrir dificultades de aprendizaje y otros problemas a medida que crecían. A los cinco años, estos niños sufrían una serie de afecciones, como retraso en el habla, trastorno por déficit de atención, autismo y dispraxia.
Para los bebés que han sido privados de oxígeno al nacer, la hipotermia terapéutica, que consiste en enfriar el cuerpo a 32°C durante 72 horas, se está considerando cada vez más como un tratamiento fuerte y eficaz.
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