¿Qué es un perdedor?
Bueno, mucha gente lo define de forma diferente. Algunos creen que un perdedor es alguien que no tiene dinero, trabajo, familia o incluso amigos. Resulta que yo pienso que un perdedor es alguien que no confía, no quiere y no respeta a los demás. Tal vez esto último lleve a lo primero, pero para este artículo, nos saltaremos la semántica y usaremos mi definición como base.
Si no tienes integridad y nada más que tus propios intereses en mente, tú -según yo- eres un perdedor. Independientemente de tu estatus social, de lo que hagas en la vida o de lo rico que seas, eres un perdedor si posees lo siguiente:
Integridad inhibida
La integridad significa que tus valores, lo que piensas, dices y haces están alineados. Se podría argumentar que un asesino en serie tiene integridad porque esta persona piensa, dice y asesina de forma coherente con su palabra. Yo argumentaría que este no es realmente el valor central, porque el valor central del ser humano es amar y ser amado. Un cortocircuito en el cerebro de esta persona está desconectando sus valores morales centrales y sus pensamientos.
Chismes y calumnias innecesarias
En el judaísmo, hay una palabra para esto: Loshon Hora. Se refiere a la «prohibición de contar chismes, comentarios veraces sobre una persona o parte no presente»
Otra palabra, Motzei Shem Rah, significa «calumnias y comentarios falsos». Si eres conocido como una persona que chismorrea y calumnia, eres un perdedor. La gente no tendrá confianza en ti.
Pesimismo crónico
No me refiero a un ligero pesimismo de vez en cuando. Se trata más bien del pesimismo serio, constante e implacable que hace que la gente se aleje de ti y te haga perder la belleza de la vida. Ese pesimismo es asfixiante y paralizante.
Pasa por delante de un herido
No importa la actividad que realices, nunca debes dejar de preocuparte por otra persona. Si pasas de largo a un hombre que sangra en el suelo, dejas a un niño llorando sin atención o simplemente te niegas a estar ahí para alguien que te necesita, ¡eres un perdedor!
Sin ambiciones
Dicen que ningún hombre es una isla y, como tal, tienes una influencia directa en las personas que te rodean. Al exhibir la cualidad contagiosa de la no ambición, estás quitando y contaminando de forma muy activa y directa a cualquier persona con la que entres en contacto. Deberías leer sobre el suicidio mental.
Malo y odioso
Hablar como una bomba de relojería, esperando que algo encienda tu mecha y te haga estallar no es forma de vivir. No es lo que va a conseguir que la gente te muestre la reverencia que surge del amor y la confianza. Más bien, esta falsa reverencia puede ser un producto del miedo que se suma negativamente a la vida de los demás.
No crees ni te respetas a ti mismo
No es ningún secreto ni mentira que antes de respetar a otra persona, debes respetarte a ti mismo. Cómo puedes participar plenamente en el juego de la vida, animando y apoyando a otras personas, si ni siquiera puedes creer en ti mismo como persona? El hecho es que se trata de una elección que surge directamente de la actitud positiva. Todo lo demás es tu rechazo y renuncia a pasar a la acción en un nivel superior.
Abandona antes de sudar
Escucha, no estoy hablando de correr en el gimnasio. Estoy hablando de perseguir tus sueños, de terminar lo que has empezado y de ser un defensor de tu propia integridad y de tus valores fundamentales, aunque signifique morir por estas creencias.
Mente cerrada
Nuestra percepción se divide en 3 partes: lo que sabemos, lo que sabemos que no sabemos y lo que no sabemos que no sabemos. Si tienes la mente cerrada, te olvidas de la tercera, la que aún no has descubierto, ni siquiera conceptualmente. Sin embargo, si te niegas a aceptar que no lo sabes todo… tu vida será oscura para siempre.
No asumas ninguna responsabilidad
Pasar la pelota y culpar a otros no hace más que retrasar una solución y perpetuar un problema. Si no eres un ganador, nunca asumirás la responsabilidad,. No serás la persona que cambie el mundo. Simplemente invertir esto te convertirá en un ganador.
Conclusión
Si vas por la vida siendo egocéntrico, egoísta y sin importarte nada los demás, eres un perdedor. Ser un perdedor no tiene que ver con cómo te ves a ti mismo o con las cosas maravillosas que puedes hacer por ti. Más bien, se trata de tu falta de voluntad para contribuir a tu prójimo.
No tienes que donar mucho dinero, estar en un comedor social o acumular tus horas de servicio comunitario. Puedes contribuir devolviendo al mundo la mejor versión de ti, dando tu tiempo a un amigo sin esperar nada a cambio o ayudando a alguien a encontrar un trabajo para que pueda cuidar de sí mismo.
Cuando muestras constantemente las cualidades de un perdedor, eres un perdedor sin importar lo que pienses. La gente en tu vida acabará por descubrirte. Así que, en lugar de vivir en un ciclo interminable de inseguridad, todo lo que tienes que hacer es revertir todas las cualidades anteriores y estarás en camino de ser un ganador.
«Si no eres una persona agradable, no te pares a analizarlo. Simplemente empieza a pensar, hablar y actuar de forma agradable» – Rabino Menachem M. Schneerson
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Escrito el 8/07/2008 por Alex Shalman, creador del blog Desarrollo Personal Práctico.