Londres es la ciudad más grande así como la capital de Inglaterra y del Reino Unido. La antigua ciudad tiene un clima oceánico templado con temperaturas variables a lo largo del año. Las temperaturas del verano van de cálidas a calurosas, mientras que los inviernos son generalmente suaves y frescos. Rara vez se forma nieve en Londres. Como gran centro urbano, la ciudad de Londres experimenta un tipo de clima que se asocia a las grandes ciudades en un efecto conocido como efecto isla de calor urbano. Por esta razón, las partes centrales de Londres tienen a veces una temperatura ligeramente más alta (en unos 9° F) que los suburbios de las afueras. Como la región central es más cálida que las afueras, la región central experimenta incluso menos nevadas que los suburbios.
Los datos de la Oficina Meteorológica muestran que, de media, las partes centrales de Londres experimentan menos de 10 días de nieve o aguanieve cada año. En el caso de todo el Reino Unido, para los datos entre 1981 y 2010, todo el Reino Unido recibe una media de 23,7 días de aguanieve o nieve al año. En los pocos días que nieva en las partes centrales de Londres, la nieve rara vez se asienta, ya que se derrite con extrema rapidez. Las afueras de la ciudad y las zonas de mayor altitud reciben más nieve.
Eventos de nieve en Londres
Uno de los primeros eventos de nieve registrados se remonta al 25 de septiembre de 1885. Cayó nieve en Londres, convirtiéndose en la fecha más temprana en la que ha caído nieve en la ciudad. En el pasado se han registrado fuertes nevadas en Londres, por ejemplo en diciembre de 1981 y en las primeras etapas de 1981, enero de 1987 y febrero de 1991. La nevada de febrero de 1991 duró varios días, lo que la convirtió en la mayor nevada de la historia de Londres en aquella época. La nevada de 1991 solo fue superada por otra nevada ocurrida entre 2008 y 2009.
En febrero y marzo de 2018, la ciudad también experimentó otra gran nevada procedente de un sistema meteorológico de Siberia. El sistema meteorológico, que también fue conocido como la Bestia del Este, chocó con una tormenta (la tormenta Emma) provocando un grave clima invernal. El suceso ocurrido en febrero fue mucho más grave que el ocurrido en marzo. Desgraciadamente, el frío y la consiguiente nevada causaron la muerte de al menos 16 personas directa o indirectamente. Algunas de las víctimas eran de Londres mientras que otras eran de fuera.
La nieve y las actividades humanas
Viendo los efectos de la Bestia del Este en febrero de 2018 y un fenómeno similar en marzo, no es de extrañar que a los londinenses no les gustara la nevada. También se paralizaron muchos negocios y actividades. Por ejemplo, al menos 100 vuelos con destino u origen en el aeropuerto de Heathrow tuvieron que ser cancelados. Otra actividad que se vio obviamente afectada fue el transporte por carretera. La nieve que cubría la carretera hizo que los caminos fueran traicioneros y, por otra parte, la visibilidad de los conductores se vio gravemente reducida. Una de las víctimas de la nevada de este año fue una niña de siete años que murió tras ser atropellada por un coche que se salió de la carretera. Desde un punto de vista general, la mayoría de los londinenses se sintieron decepcionados cuando el segundo fenómeno retrasó la llegada de la primavera.