Proporción de personas entre las invitadas a participar en una encuesta con entrevistas no obligatorias, o en otro estudio, que deciden no participar o son imposibles de localizar por otras razones. La falta de respuesta abarca todas las causas de no participación: las negativas; las personas que están fuera temporalmente, de vacaciones por ejemplo; y los no contactados por otros motivos, que pueden ser rechazantes encubiertos. Las personas que se encuentran fuera del ámbito de la encuesta se clasifican como no elegibles y se excluyen por completo. Entre los no elegibles se incluyen las personas que han fallecido o se han trasladado a una zona fuera del área de la encuesta, los negocios que han cerrado y las direcciones demolidas. La falta de respuesta es un buen indicador del sesgo de la respuesta: por regla general, cuanto mayor sea la proporción de personas que no responden a una encuesta, mayor será el grado de sesgo entre los que decidieron participar. Las reglas empíricas para los niveles aceptables de respuesta a la encuesta varían, pero en general se considera que el 60% es el mínimo, el 75% se considera muy bueno y todo lo que supere este porcentaje se considera excelente. La falta de respuesta por encima del 40 por ciento se consideraría normalmente lo suficientemente alta como para viciar los resultados obtenidos de una encuesta o estudio, ya que los no participantes son aproximadamente iguales a los participantes.
El análisis de la falta de respuesta compara las características de los encuestados y los no encuestados; normalmente se limita a la información del marco de muestreo, como el sexo y la zona geográfica. Cuando se dispone de información adicional en el marco de muestreo, puede ser posible evaluar con mayor precisión el alcance del sesgo de respuesta. En las sociedades industriales se producen periódicamente descensos en las tasas de respuesta a las encuestas, como se refleja en todas las grandes encuestas nacionales periódicas que controlan muy de cerca las tasas de respuesta. Los descensos de las tasas de respuesta se responden con esfuerzos renovados para fomentar la participación y tranquilizar a la población sobre las dudas acerca de la confidencialidad y los usos de los datos. Pero indican que el método de la encuesta podría estar sobreutilizado y que la gente está cada vez más informada sobre la investigación social y sus usos. Véase también MUESTREO; ERROR DE MUESTREO.
El análisis de la falta de respuesta compara las características de los encuestados y los no encuestados; normalmente se limita a la información del marco de muestreo, como el sexo y la zona geográfica. Cuando se dispone de información adicional en el marco de muestreo, puede ser posible evaluar con mayor precisión el alcance del sesgo de respuesta. En las sociedades industriales se producen periódicamente descensos en las tasas de respuesta a las encuestas, como se refleja en todas las grandes encuestas nacionales periódicas que controlan muy de cerca las tasas de respuesta. Los descensos de las tasas de respuesta se responden con esfuerzos renovados para fomentar la participación y tranquilizar a la población sobre las dudas acerca de la confidencialidad y los usos de los datos. Pero indican que el método de la encuesta podría estar sobreutilizado y que la gente está cada vez más informada sobre la investigación social y sus usos. Véase también MUESTREO; ERROR DE MUESTREO.