Operación Barbarroja

El 22 de junio de 1941, Adolf Hitler lanzó sus ejércitos hacia el este en una invasión masiva de la Unión Soviética: tres grandes grupos de ejércitos con más de tres millones de soldados alemanes, 150 divisiones y tres mil tanques atravesaron la frontera hacia el territorio soviético. La invasión cubrió un frente desde el Cabo Norte hasta el Mar Negro, una distancia de tres mil kilómetros. En este punto, la eficacia de combate alemana había alcanzado su apogeo; en cuanto a entrenamiento, doctrina y capacidad de combate, las fuerzas que invadieron Rusia representaban el mejor ejército que había luchado en el siglo XX. Barbarroja fue el punto de inflexión crucial en la Segunda Guerra Mundial, ya que su fracaso obligó a la Alemania nazi a luchar en una guerra de dos frentes contra una coalición que poseía recursos inmensamente superiores.

Los alemanes tenían graves deficiencias. Subestimaron gravemente a su oponente; sus preparativos logísticos eran sumamente inadecuados para la campaña; y los preparativos industriales alemanes para una guerra sostenida aún no habían comenzado. Pero el mayor error que cometieron los alemanes fue llegar como conquistadores, no como liberadores: estaban decididos a esclavizar a la población eslava y a exterminar a los judíos. Así, desde el principio, la guerra en el Este se convirtió en una lucha ideológica, librada con una crueldad y despiadada que no se había visto en Europa desde los mongoles.

En el mes inicial de Barbarroja, los ejércitos alemanes se adentraron en el territorio soviético; los ejércitos panzer rodearon a las grandes fuerzas soviéticas en Minsk y Smolensk, mientras que las puntas de lanza blindadas alcanzaron dos tercios de la distancia hasta Moscú y Leningrado. Pero la logística alemana ya se estaba deshaciendo, mientras que una serie de contraataques soviéticos paralizaban el avance. En septiembre, los alemanes consiguieron suficientes suministros para reanudar su avance; los resultados fueron las batallas de cerco de Kiev en septiembre y Bryansk-Vyazma en octubre, cada una de ellas con 600.000 prisioneros.

Moscú parecía estar abierta a un avance alemán, pero en ese momento el clima ruso intervino con fuertes lluvias que convirtieron las carreteras en lodazales. Las heladas de noviembre solidificaron el barro, por lo que la marcha pudo reanudarse. A pesar de lo avanzado de la temporada y de que un mayor avance dejaría a sus tropas sin ropa de invierno ni depósitos de suministros para el invierno, los generales instaron a Hitler a continuar. Los alemanes lucharon hasta las puertas de Moscú, donde los contraataques soviéticos los detuvieron a principios de diciembre. En condiciones desesperadas, llevaron a cabo una lenta retirada mientras los ataques soviéticos amenazaban con envolver a gran parte de sus fuerzas en una derrota tan desastrosa como la que sufrió el Gran Ejército de Napoleón en 1812. Al final, los soviéticos se excedieron y los alemanes restablecieron una apariencia de orden en el frente; el deshielo primaveral de marzo de 1942 detuvo las operaciones. Pero Barbarroja había fracasado, y la Alemania nazi se enfrentaba a una guerra en dos frentes que no podía ganar.

WILLIAMSON MURRAY

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