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Cuarenta y nueve personas estuvieron expuestas a la radiación -dos con una dosis potencialmente letal- después de que el peor accidente nuclear de Japón afectara a una planta de procesamiento de uranio el 30 de septiembre.

El accidente se produjo en una instalación gestionada por JCO, una filial de Sumitomo Metal Mining, en Tokaimura, 70 millas al noroeste de Tokio, como resultado de un intento de atajo.

En el proceso de purificación del combustible del reactor, los trabajadores debían utilizar una bomba automática para mezclar hasta 2,4 kg de uranio enriquecido con ácido nítrico. En su lugar, utilizaron manualmente un cubo de acero inoxidable y mezclaron 16 kg del material fisible.

El uranio alcanzó una masa crítica a las 1035 de la mañana y desencadenó una reacción en cadena incontrolada que emitió radiación durante casi 20 horas.

Los tres trabajadores que llevaron a cabo la operación dijeron haber visto un destello azul -la radiación Cerenkov que se emite durante una reacción crítica- antes de desplomarse con náuseas. Fueron rescatados por sus compañeros y trasladados a un hospital local por los servicios de emergencia.

Según los médicos, dos de los hombres estuvieron expuestos a más de los 7 sieverts de radiación que se consideran letales: Hisashi Ouchi, de 35 años, y MasatoShinohara, de 29, recibieron 17 sieverts y 10 sieverts respectivamente. Su supervisor, Yutaka Yokokawa, de 54 años, fue irradiado con 3 sieverts.

Después de que los hombres fueran trasladados al Instituto Nacional de Ciencias Radiológicas de Chiba, al este de Tokio, las pruebas realizadas a los señores Ouchi y Shinohara mostraron que su recuento de sangre linfática se había reducido casi a cero. Los síntomas incluían náuseas, diarrea y deshidratación.

Tres días después del accidente, los dos hombres fueron trasladados al Hospital de la Universidad de Tokio para someterse a operaciones de transfusión que se consideraban la única esperanza de reactivar sus funciones de producción de sangre.

En el momento de la publicación del BMJ, el Sr. Ouchi iba a recibir células madre periféricas de su hermano y el Sr. Shinohara iba a recibir una transfusión de sangre de cordón umbilical congelada. David Kyd, portavoz del Organismo Internacional de la Energía Atómica, con sede en Viena, dijo que las posibilidades de que los dos hombres sobrevivieran eran escasas.

Historia completa en News Extra en ww.bmj.com

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