DISCUSIÓN
La elefantiasis escrotal, o linfedema escrotal masivo, es una enfermedad causada por la obstrucción, aplasia o hipoplasia de los vasos linfáticos que drenan el escroto. La piel escrotal se engrosa y puede presentar ulceraciones en los casos graves. Puede ser de naturaleza congénita o adquirida, siendo la etiología adquirida más común la infección. Las infecciones más comunes que conducen a la elefantiasis escrotal son el linfogranuloma venéreo o la infestación por Wuchereria bancrofti. La rara aparición de estas infecciones en los países occidentales hace que la elefantiasis escrotal sea una enfermedad poco común fuera de África y Asia. Otras causas de esta enfermedad son la inflamación crónica, las neoplasias, la irradiación y la disección de los ganglios linfáticos.
El tratamiento de esta afección se rige por la etiología. La respuesta suele depender de si la alteración linfática puede revertirse. En los casos en los que el linfedema está causado por una sobrecarga de líquidos o una insuficiencia cardíaca congestiva, los diuréticos pueden ser beneficiosos. Los casos leves y agudos debidos a la sarcoidosis pueden beneficiarse de los esteroides. Los antibióticos pueden ser todo lo necesario en los casos de infección aguda. Cuando el linfedema es crónico, con la consiguiente fibrosis cutánea y subcutánea, se justifica un tratamiento más agresivo. Existen varias opciones quirúrgicas. En la mayoría de los casos que requieren cirugía, la piel se ve afectada y es necesario extirparla. El tejido subcutáneo testicular está indurado y lleno de líquido linfático y también hay que extirparlo. Los testículos y el cordón espermático suelen conservarse y no se ven afectados por el linfedema. Sin embargo, en algunos casos, la piel del pene puede ser avulsionada crónicamente por el peso del escroto afectado, como en nuestro caso. El tallo del pene debe injertarse con piel de grosor medio cuando ha sido denudado de esta manera. Los testículos pueden implantarse en los muslos o en la parte inferior del abdomen, a menos que haya suficiente tejido residual para reconstruir una bolsa escrotal. Si los testículos se reemplazan en un neosaco, entonces deben ser pexados para evitar la torsión.
Nuestro paciente es un hombre de 39 años que se presentó en la consulta de cirugía plástica con una historia de varios años de un escroto agrandado que se extendía hasta las rodillas. El pene del paciente estaba completamente oculto por el tejido escrotal y su chorro de orina salía de un túnel de piel del eje del pene avulsionado incrustado en el escroto. El paciente negó haber viajado a zonas endémicas de Chlamydia trachomatis o Wuchereria bancrofti, pero informó de que, tras un caso de epididimitis, su escroto empezó a agrandarse progresivamente. Debido a la naturaleza crónica de la enfermedad del paciente y a los cambios irreversibles en su piel y tejido subcutáneo, no se habría beneficiado de un tratamiento conservador. El paciente fue sometido a una escisión de la piel y el tejido subcutáneo del escroto, a una orquiopexia, a un injerto de piel en el tronco del pene y a una reconstrucción del escroto con piel perineal que se había salvado del proceso de la enfermedad.