Prevalencia, en epidemiología, la proporción de una población con una enfermedad o una condición particular en un punto específico en el tiempo (prevalencia puntual) o durante un período de tiempo específico (prevalencia de período). La prevalencia se confunde a menudo con la incidencia, que sólo se refiere a la medida de nuevos casos en una población durante un intervalo de tiempo determinado.
Para la prevalencia, el numerador es el número de casos o condiciones existentes, y el denominador es la población total o el grupo. Por ejemplo, la prevalencia de la diabetes tipo 2 entre los niños de 2 a 12 años es igual al número de niños de 2 a 12 años con diabetes tipo 2 dividido por el número total de niños dentro de ese rango de edad.
La prevalencia es especialmente útil para los planificadores del sistema sanitario y los profesionales de la salud pública. El conocimiento de la carga de la enfermedad en una población, ya sea global o local, es esencial para conseguir los recursos necesarios para financiar servicios especiales o programas de promoción de la salud. Por ejemplo, el director de una residencia de ancianos debe ser capaz de medir la proporción de personas mayores con la enfermedad de Alzheimer para poder planificar el nivel adecuado de servicios para los residentes. Los legisladores y los profesionales de la salud pública necesitan estadísticas de población para priorizar la financiación de programas sanitarios, como los destinados a reducir la obesidad o a dejar de fumar. La prevalencia de comportamientos y enfermedades a nivel nacional y estatal suele calcularse utilizando datos recogidos sistemáticamente de la población a través de las principales encuestas de salud, como la Encuesta Nacional de Examen de Salud y Nutrición (NHANES) en Estados Unidos.
La prevalencia está relacionada matemáticamente con la incidencia. Cuando la incidencia de la enfermedad es estable a lo largo del tiempo, como en ausencia de epidemias o cambios en la eficacia del tratamiento, la prevalencia (P) es el producto de la incidencia (I) y la duración media (D) de la enfermedad o condición, o P = I × D. Existen relaciones matemáticas más complejas entre la incidencia y la prevalencia cuando esos supuestos no se pueden cumplir.