Como resultado de este proceso evolutivo, L. reuteri contribuye a la salud humana durante toda la vida. Los seres humanos nacen casi estériles y se encuentran por primera vez con L. reuteri durante el proceso de parto y la lactancia. Como miembro clave de la microbiota intestinal, L. reuteri desempeña un papel importante a la hora de ayudar a los bebés a digerir la leche materna y los alimentos sólidos. A lo largo de la vida, las bacterias tensan el revestimiento del intestino para evitar fugas y mejorar la respuesta inmunitaria. También liberan moléculas que promueven una microbiota sana y diversa y evitan el crecimiento de patógenos. El apoyo a la microbiota intestinal es especialmente importante en las últimas etapas de la vida, ya que las personas mayores tienden a perder diversidad en sus intestinos.
Algunas personas hoy en día todavía tienen L. reuteri como parte de su microbiota, pero muchas personas carecen de estas cepas como resultado de nuestros estilos de vida modernos. Una dieta baja en fibra, el aumento del saneamiento, el uso de antibióticos y el aumento de las tasas de nacimientos por cesárea, que no exponen a los bebés a la bacteria, han contribuido a agotar la L. reuteri de nuestro tracto gastrointestinal (GI).
Las personas pueden reintroducir la L. reuteri mediante el uso de probióticos, pero deben reponerse con frecuencia, ya que las bacterias se eliminan continuamente del tracto GI.