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Todo el mundo está librando una batalla de la que no sabes nada
Este artículo me ha inspirado a reflexionar más sobre el valor de ser amable – una de mis principales filosofías de vida y el resultado de unos valores esenciales que honro y busco en otras personas – humildad, empatía y compasión por los demás.
Tu vida no es fácil. Tu vida está llena de pequeños y grandes retos, diarios y constantes. Algunos se resuelven fácilmente, otros son muy duros y otros son compañeros constantes a lo largo de toda tu vida.
Puede que tengas una situación familiar complicada, que tu relación de pareja acabe de terminar, que no te guste tu trabajo o que quizás tú o alguien cercano a ti tenga algún problema grave de salud. Pero no eres el único. Todos nosotros, las personas que vemos y con las que trabajamos cada día, la cajera del supermercado, el cliente con el que trabajas, el representante de atención al cliente de la línea telefónica e incluso tus amigos y familiares más cercanos probablemente estén librando algún tipo de batalla personal y estén haciendo todo lo posible por mantener la compostura y tener una cara seria a lo largo del día para lidiar mejor con lo que sea que estén lidiando.
¿Cómo puedes ayudarles?
Al interactuar con las personas que te rodean influyes en ellas y ellas en ti. Cada interacción que tienes a lo largo del día, no importa si es en el supermercado, en el trabajo, por teléfono o con tus amigos y familiares tiene el potencial de hacer tu vida y la de la otra persona un poco más fácil o más difícil.
Una interacción grosera o arrogante te hará sentir triste o enfadado o te recordará las cosas con las que estás lidiando mientras que una interacción agradable y amistosa te dará un pequeño empujón positivo que te ayudará a seguir adelante. Lo que es cierto para ti es obviamente cierto al revés también.
Con cada interacción que tienes a lo largo del día, tienes el poder de ayudar a la otra persona a través de sus dificultades simplemente siendo una persona agradable en lugar de una fría, distante, grosera o arrogante. Sí, tienes muchas cosas en tu vida. Probablemente estás estresado, tienes mucho trabajo, muchos problemas que resolver y parece que todo es más importante que ser amable con la gente al azar. Piénsalo dos veces. No eres la única persona que está pasando por esto y no tienes derecho a hacer que las personas inocentes que te rodean sientan tu estrés y frustración diarios.
Es un acto de empatía darse cuenta de que otras personas también pueden estar pasándolo mal. Es un acto de humildad no asumir que tus problemas son más importantes que los de los demás y es un acto de compasión intentar ser amable con los demás sin importar por lo que estés pasando.
Ser una persona amable puede ser tan fácil como mirar a la gente a los ojos, sonreír cuando hablas con ellos, hacer un cumplido o simplemente preguntar cómo están. Ser amable es un hábito y se puede aprender como cualquier otro hábito también. No hace falta mucho, no cuesta nada, pero saber que has hecho lo que has podido para ayudar a otra persona es una sensación realmente fantástica y definitivamente te alegrará el día.
Intenta ser amable la próxima vez que trates con gente. Ellos serán felices y tú también lo serás.