Definición de la Teoría de la Acción Razonada
La teoría de la acción razonada (TRA) es un modelo para predecir el comportamiento de las personas, que afirma que el mejor predictor de la conducta de las personas en una situación determinada es su intención de realizarla. No es de extrañar que el mejor predictor de si las personas harán realmente algo sea su intención de hacerlo. La intención de realizar la conducta está influenciada por la propia actitud de la persona hacia (sentimientos o evaluaciones de) la conducta, así como las actitudes de las personas que son importantes para la persona y las presiones sociales percibidas asociadas (normas subjetivas).
Antecedentes e importancia de la Teoría de la Acción Razonada
Los psicólogos sociales han demostrado que el conocimiento de las actitudes y sentimientos de las personas con frecuencia permite predecir su comportamiento. Sin embargo, la investigación también indica que a veces el comportamiento de las personas no es coherente con sus actitudes. Por ejemplo, los estudiantes pueden creer que estudiar para los exámenes es bueno porque les lleva a sacar mejores notas; sin embargo, puede que no estudien. Por lo tanto, hay más variables que influyen en el comportamiento además de las actitudes. El TRA fue un intento de identificar otros factores, como las presiones sociales, que podrían ser útiles para predecir el comportamiento. El resultado fue la mejor predicción de la conducta.
Componentes de la Teoría de la Acción Razonada y Evidencia
Según la TRA, la intención de los individuos de realizar una conducta (su intención conductual) determina lo que hacen, y se basa en dos cosas: sus propias actitudes sobre la conducta y las presiones sociales percibidas de las personas a las que quieren complacer (denominadas técnicamente en la teoría como normas subjetivas). Por lo general, las personas tienen la intención de realizar comportamientos que les parecen positivos o que son populares entre otras personas, y no tienen la intención de realizar comportamientos que les parecen negativos o que son impopulares entre otras personas. Una vez que se determina la intención de comportarse de cierta manera, las personas tienden a cumplir con la intención y realizar el comportamiento.
Las investigaciones demuestran que las personas tienden a realizar comportamientos sobre los que tienen actitudes positivas y a evitar comportamientos hacia los que tienen actitudes negativas. La TRA afirma que las actitudes hacia comportamientos específicos se basan en las expectativas o creencias sobre cuáles serán las consecuencias probables del comportamiento. Si las personas creen que el comportamiento tendrá consecuencias principalmente positivas (y las consecuencias negativas parecen poco probables), tendrán actitudes positivas hacia el comportamiento. Si creen que el comportamiento tendrá consecuencias principalmente negativas (y las consecuencias positivas parecen poco probables), tendrán actitudes negativas hacia el comportamiento. Por ejemplo, un estudiante puede creer que estudiar le llevará a sacar mejores notas pero también a perder oportunidades de socializar con sus amigos. Si socializar es más importante para el estudiante que las buenas notas, o si el estudiante no confía en que obtendrá buenas notas incluso estudiando más, probablemente tendrá una actitud negativa hacia el estudio. Por otro lado, si obtener mejores notas es más importante para el estudiante que socializar, y si el estudiante confía en que el estudio le llevará a obtener mejores notas, probablemente tendrá una actitud positiva hacia el estudio.
Aunque la investigación demuestra que las propias actitudes de las personas respecto a un comportamiento influyen significativamente en su intención de realizarlo, la investigación también ha demostrado que las actitudes no siempre son suficientes para predecir el comportamiento. Según el TRA, las intenciones de comportamiento también están influidas por las presiones sociales percibidas. Por ejemplo, aunque un alumno tenga una actitud positiva hacia el estudio, si los amigos del alumno tienen actitudes negativas hacia el estudio, es probable que el alumno tampoco estudie mucho debido a las presiones de conformidad. El hecho de que el alumno se conforme con las presiones sociales percibidas dependerá en gran medida de la medida en que le preocupe lo que piensen esos individuos. En otras palabras, la presión social percibida es el resultado de las creencias de otras personas (amigos, familia, etc.) respecto a cómo debe comportarse el individuo, así como de la motivación del individuo para cumplir con esas personas. Por ejemplo, aunque se perciba la presión de los padres para estudiar, el estudiante puede estar más motivado para cumplir los deseos de los amigos. Los estudios han demostrado que la consideración de las presiones sociales percibidas, además de las actitudes, mejora la predicción de la intención conductual y, por tanto, del comportamiento. Sin embargo, la investigación muestra que algunas personas, así como algunos comportamientos, están más influenciados por la presión social que otros.
Típicamente, los investigadores de la TRA piden a los participantes que informen de sus actitudes con respecto a un comportamiento específico, incluyendo sus probables consecuencias, las presiones sociales percibidas de otras personas importantes con respecto al comportamiento, y su intención hacia la realización del comportamiento. A continuación, los investigadores se ponen en contacto con los participantes para preguntarles si realmente han llevado a cabo la conducta. En general, estas investigaciones apoyan la teoría. Las intenciones de comportamiento son mejores predictores del comportamiento que las actitudes por sí solas, y considerar las presiones sociales percibidas además de las actitudes suele aumentar la predicción de la intención de comportamiento de una persona. Por lo tanto, todos los componentes de la TRA son importantes.
Implicaciones de la Teoría de la Acción Razonada
La TRA se ha utilizado para predecir una amplia gama de comportamientos relacionados con la salud, el voto, las compras de los consumidores y la participación religiosa. Aunque la TRA predice el comportamiento con más éxito que los modelos que sólo tienen en cuenta las actitudes, la TRA sólo es aplicable al comportamiento que es deliberado y está bajo el control de la persona. En los casos en los que existen barreras para llevar a cabo un comportamiento (por ejemplo, estudiantes que simplemente no tienen suficiente tiempo para estudiar aunque ellos y sus amigos tengan actitudes positivas hacia el estudio), debe aplicarse una extensión reciente de la TRA, la teoría del comportamiento planificado.
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