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«La tortura de un criminal, durante el curso de su juicio, es una crueldad, consagrada por la costumbre en la mayoría de las naciones. Se utiliza con la intención de hacerle confesar su crimen, o explicar algunas contradicciones, a las que había sido llevado durante su examen; o descubrir a sus cómplices; o para una especie de purgación metafísica e incomprensible de la infamia; o, finalmente, con el fin de descubrir otros crímenes, de los que no está acusado, pero de los que puede ser culpable.» -,Sobre los delitos y las penas

Cesare Beccaria, político y filósofo italiano, influyó mucho en la reforma del derecho penal en Europa occidental. Sostuvo que la eficacia de la justicia penal dependía más de la certeza del castigo que de su severidad. Una de las obras más innovadoras sobre la justicia penal en esta época fue escrita por Beccaria, Sobre los delitos y las penas, publicada en 1764. El libro se basaba en las creencias del racionalismo y el utilitarismo para reformar todo el sistema penal en uno más ilustrado y lógico. Beccaria creía en los castigos siempre que fueran lógicos, se pronunciaba con firmeza contra las tácticas de tortura y apoyaba las medidas preventivas contra la delincuencia por encima de los castigos. Beccaria fue revolucionario en su época por defender la separación de la Iglesia y el Estado en el sistema penal. Creía que la raíz del crimen no es el pecado original, sino la injusticia social, por lo que la Iglesia no debía intervenir en el sistema judicial.

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