Ya se trate de discutir hasta ‘blue in the face’ o de sentirse ‘green with envy’, el idioma inglés está bien surtido de frases hechas que relacionan el color con las emociones.
Aunque se trata de una sutil alteración del tono de la piel y de la complexión alrededor de la nariz, las cejas, las mejillas o la barbilla, los efectos son captados inconscientemente por los observadores, lo que hace muy difícil ocultar las emociones.
Esto significa que una persona triste, que intente poner una cara valiente, seguirá sonrojándose con el color de su infelicidad, mostrando inadvertidamente la agitación que hay detrás de su sonrisa.
Los científicos creen que los cambios de color se desencadenan por el flujo sanguíneo que se canaliza desde el sistema nervioso central en función de nuestro estado de ánimo.
«Identificamos patrones de coloración facial que son únicos para cada emoción que estudiamos», dijo el doctor Aleix Martínez, científico cognitivo y profesor de ingeniería eléctrica e informática en la Universidad Estatal de Ohio.
«Creemos que estos patrones de color se deben a cambios sutiles en el flujo sanguíneo o en la composición de la sangre desencadenados por el sistema nervioso central».
«No sólo percibimos estos cambios en el color de la cara, sino que los utilizamos para identificar correctamente cómo se sienten otras personas, lo hagamos conscientemente o no»
Una cara ‘enfadada’ original y mejorada
Para el estudio, los investigadores tomaron primero cientos de fotos de expresiones faciales y separaron las imágenes en diferentes canales de color que se corresponden con la forma en que los ojos humanos ven el color: en un canal rojo/verde o azul/amarillo.
Luego pasaron las imágenes por un análisis informático y descubrieron que emociones como ‘feliz’, ‘triste’, ‘enfado’ o ‘asco’ formaban patrones de color únicos.
El «asco», por ejemplo, crea un tinte azul-amarillo alrededor de los labios, pero con un tinte rojo-verde alrededor de la nariz y la frente.
La felicidad se ve en rojo en los controles y las sienes y un poco de azul alrededor de la barbilla, pero la misma cara con una frente ligeramente más roja y una barbilla ligeramente menos azul se registra como «sorprendida».
Aunque el equipo no se fijó en la ‘envidia’, sugieren que el color verde vinculado a los sentimientos de celos podría provenir de las náuseas que suelen acompañar a esta emoción.
Una cara «feliz» original y mejorada
Para comprobar si los colores por sí solos podían transmitir emociones -sin sonrisas o ceño fruncido que los acompañen-, los investigadores superpusieron los diferentes patrones de colores emocionales en imágenes de caras con expresiones neutras.
Descubrieron que los voluntarios eran capaces de detectar una emoción hasta en un 75% de las veces. El efecto se mantuvo independientemente del sexo, la etnia o el tono de piel.
A continuación, los investigadores mostraron a los participantes expresiones faciales de felicidad, tristeza y otras emociones, pero mezclaron los colores de las imágenes, por ejemplo, poniendo un tono de enfado en una cara feliz. Los participantes informaron de que algo estaba «fuera de lugar», pero no pudieron precisar qué era lo que estaba mal.
«Los participantes pudieron identificar claramente qué imágenes tenían los colores congruentes frente a los incongruentes», añadió el profesor Martínez.
«La gente siempre ha dicho que utilizamos el maquillaje para parecer más guapos o más jóvenes, pero creo que es posible que en realidad lo hagamos para parecer más felices o para crear una percepción positiva de la emoción… o una percepción negativa, si se quiere.»
También permitió a los investigadores construir algoritmos informáticos que reconocen correctamente la emoción humana a través del color de la cara hasta el 90 por ciento de las veces.
La felicidad fue la emoción más fácil de reconocer para el ordenador sólo por el color, y detectó la emoción con un 90 por ciento de precisión. La ira era detectable sólo por el color el 80 por ciento de las veces, y la tristeza el 75 por ciento de las veces. El miedo fue reconocible el 70 por ciento de las veces.
El estudio se publicó en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences.