Los humanos somos seres sociales. Tenemos una necesidad intrínseca de caer bien, de ser aceptados en un grupo, en una comunidad. De sentirnos parte de la sociedad. De pertenecer.
Buscamos amigos y aliados en la escuela, en el trabajo, en las reuniones sociales.
De hecho, no ser aceptado puede acarrear fuertes consecuencias para tu vida, e incluso para tu salud mental.
Algunas personas son simpáticas por naturaleza. Y algunas sólo necesitan aplicar un poco de estrategia en su comportamiento para obtener los mismos resultados.
Este artículo expondrá varios comportamientos que pueden estar interponiéndose entre tú y tu mejor yo.
- Tú eres auto-aceptado
- ¡Intenta ser completamente desinteresado durante una semana!
- YOUR WORD MEANS NOTHING
- ¡Intenta tratar cada palabra como una promesa!
- TE ABURRE
- Intenta ampliar tus habilidades de conversación
- Eres malo con el dinero
- Intenta poner en orden tu situación financiera.
- Eres deshonesto
- ¡Trata de parecer más honesto!
- TE QUEJAS CONSTANTEMENTE
- ¡Intenta ser más positivo!
- Estás demasiado pendiente
- Intenta ser más humilde.
- NO ERES AMABLE
- ¡Prueba la empatía!
- Eres demasiado amable
- Intenta mantenerte firme
- TÚ ERES TÚ
- ¡Trata de estar abierto a los demás!
- CONCLUSIÓN
Tú eres auto-aceptado
El pecado tiene sentido para los pecadores. Lo que sea que estés haciendo que caiga en la categoría probablemente no lo estés viendo como ser auto-preocupado.
Ser auto-preocupado no viene de un lugar malo. No es lo mismo que ser egoísta, aunque las personas egoístas también están autopreocupadas.
Cuando estás autopreocupado, no es que creas que eres más importante que los demás, o más inteligente, o más guapo, o que tienes cosas más interesantes que decir. Pero puede parecer así.
Y es que estás demasiado metido en tu propia cabeza. Te cuesta encontrar la vida de los demás interesante o relacionable.
No te sientes consciente del comportamiento, las necesidades, los deseos y o los sentimientos de los demás.
Aquí tienes un ejercicio que puedes hacer para recuperar algo de esa sensibilidad:
¡Intenta ser completamente desinteresado durante una semana!
Sólo durante una semana, intenta olvidarte de tus necesidades, tus luchas y tus deseos. Piensa exclusivamente en tus amigos, tus compañeros y tus familiares.
Cuando te encuentres con alguien, entabla una conversación. Intenta conocer realmente lo que le preocupa a la persona y no te metas con «una historia parecida» a la tuya. ¿Puedes ayudarles? ¿Puedes decir algo que les apoye?
¿Conoces a alguien que se sienta cohibido? Hazle un cumplido.
¿Tu madre siempre te molesta para que la llames más a menudo? Hazlo!
En tu reunión de trabajo, olvídate de tus propuestas. Pide ideas a los demás y apóyalos. Trabaja completamente para otra persona.
Trae donuts a la oficina. Ganarás algunos puntos inmediatamente.
Salir de tu cabeza por un momento te dará una ventaja, otro punto de vista. Inmediatamente notarás que la actitud de la gente hacia ti cambia. Y tú querrás cambiar: saber más sobre tus amigos y familiares te hará más abierto hacia ellos.
Querrás escucharlos, saber cómo se desarrollan sus historias, verlos triunfar y celebrar sus éxitos con ellos.
Y lo que es más, te hará sentir más feliz. Los estudios nos dicen que las personas que piensan menos en sí mismas son más felices. Dejarás de concentrarte tanto en lo que quieres y en que no puedes tenerlo todo. You will support others and feel more fulfilled by it.
YOUR WORD MEANS NOTHING
‘Yes, Jenny, of course we will get married some day… When the right time comes.’
‘I really need to lose weight. I am starting a diet… tomorrow.’
‘OK, James, the project will be done by June… I think.’
‘Oh, I forgot to send you the files, but I will do it as soon as I get back… I hope I remember.’
‘I will be there at five… or around five.’
To you it may seem like a little deviation of reality, like wishful thinking, like a suggestion.
But if you never follow through with what you say it may be maddening for others. It may be coming as a surprise to you, but people actually expect you to do what you say you will do. And do it every time.
You do not need to make a promise or sign a contract, or swear on the Holy book. Tu palabra debe ser vinculante por sí misma.
Si constantemente rompes las expectativas de la gente sobre tus acciones violando tus palabras, estás perdiendo su confianza.
¡Intenta tratar cada palabra como una promesa!
En primer lugar, tienes que ser muy cuidadoso con cada palabra que digas. No digas que harás algo antes de haber pensado en las consecuencias, en el nivel de dificultad, en el nivel de compromiso.
Segundo, tienes que recordar. Anota las cosas. Lleva un cuaderno, usa tu smartphone, coge unos post-its. Hagas lo que hagas, no dejes que se te olvide nada de lo que dijiste que harías.
Tercero, prepárate para algunas dificultades. Si llevas un tiempo alardeando de tus palabras como si nada, puede que no seas consciente de lo difícil que es cumplir realmente con todo. Siempre ocurre algo inesperado. Algo te llevará más esfuerzos de los que pensabas, te costará más dinero o más tiempo, o más energía.
Cuarto, tienes que tratar el fracaso como es debido. No lo deseches a la ligera. Ahora bien, cada fracaso es una promesa incumplida. Si has fallado a alguien, discúlpate proporcionalmente al daño que has creado. Y hazlo mejor la próxima vez.
TE ABURRE
Esto es difícil de aceptar. Pero que sea doloroso, no significa que no sea cierto.
¿Has asistido alguna vez a una cena de empresa, en la que te resulta difícil entablar una conversación, o hablar con alguien durante más de varios minutos?
¿O has descubierto que tus conversaciones siempre tienden a gravitar en torno a los mismos temas?
¿O has sido esa persona en medio de una conversación acalorada que sólo sonríe y asiente y no tiene nada bueno o interesante que decir?
¿Crees que simplemente tienes ‘otros intereses’ y ‘sois personas diferentes’ y… No. No son ellos. Eres tú.
Eres un poni de un solo truco. Tienes temas de conversación limitados de los que puedes hablar. No eres divertido.
Intenta ampliar tus habilidades de conversación
Primer paso, lee las noticias. La actualidad es el primer y más fácil enemigo a abordar. El tiempo es fundamental. No te pases de la raya. Consigue las tres noticias más importantes en política, economía y las noticias sociales virales cada mañana. Intenta recordar las historias más interesantes.
Siguiente paso, siente el ambiente. Hazte una idea general de los intereses de la gente que te rodea. Aprende lo básico, mira en qué hay que fijarse. Si tus amigos hablan de fútbol, observa los resultados. Si hablan de coches, fíjate en las novedades y los comentarios. Si hablan de maquillaje, mira algunos tutoriales en YouTube.
Consejo profesional: encuentra tu propia especialidad. Uno o dos temas, en los que serás el experto al que preguntar. En qué eres bueno? Cuál es tu interés natural? Sabes mucho sobre música? ¿O sobre Hollywood? Asegúrese de que está en la cima de su juego. Debes mantener el estatus de experto.
Eres malo con el dinero
Ser malo con el dinero va en ambas direcciones. Eres muy tacaño o muy derrochador. Y nada de eso tiene que ver con la cantidad de dinero que ganes.
Sólo porque no tengas mucho, eso no te hace tacaño. Al contrario, si tienes a alguien en tu entorno más cercano que considerarías tacaño, sabes que probablemente tenga algo de dinero en su cuenta y en su cartera. Y, si tienes a alguien en tu entorno inmediato que considerarías tacaño, sabes que puede volverte loco.
La irracionalidad en sus decisiones financieras, la pregunta constante ‘¿Realmente necesito esto?’, y la respuesta constante ‘No’. No ven cómo les priva de algunas experiencias vitales. Cómo les hace la vida más difícil. Cómo les roba tiempo.
De la misma manera, ser demasiado derrochador no suele ser una cualidad de los ricos. Uno podría ver cómo gastar sin sentido podría dejar sus bolsillos vacíos. No tienes lo suficiente para salir, para unirte a las vacaciones de tus amigos… y seguro que una o dos veces has recurrido a pedir dinero a tus compañeros.
Si tienes edad para leer, tienes edad para lidiar con el dinero. Ordena tu vida y deja de molestar a la gente.
Intenta poner en orden tu situación financiera.
- Haz un seguimiento de tus finanzas. Por supuesto, hay una aplicación para ello. Introduce tus ingresos, tus gastos habituales y tus gastos previstos para los últimos tres y los próximos tres meses.
- Asegúrate de tener algunos ahorros. No hagas demasiado ni demasiado poco. Si te resulta difícil la decisión, contacta con un asesor financiero. Tienes que hacer un análisis de tu situación financiera actual y calcular cuánto puedes ahorrar al mes de forma segura. Comprométete a ahorrar siempre la misma cantidad durante todo el año. Sólo podrás reconsiderar la cantidad una vez finalizado el año.
- Si necesitas un ingreso extra, busca algún trabajo extra. Ser freelance puede ser una buena idea.
- Nunca hables de tus problemas de dinero con tus amigos.
- Nunca cotillees. El cotilleo es, por naturaleza, reservado. Siempre implica hablar de alguien que no tiene ni idea de lo que está pasando. Una víctima inocente de los rumores. Cese y desista inmediatamente. Puede que te lleves un par de risas pero no estás ayudando a tu reputación.
- Sé más valiente con tus opiniones. No siempre se puede estar de acuerdo con todo el mundo. Respira hondo, haz un descargo de responsabilidad en el que indiques que no pretendes menospreciar el otro punto de vista y comparte tu verdad. Así te ganarás un poco de respeto. Eso sí, no entres en discusiones
- Ten cuidado con los cumplidos. Especialmente a tu jefe o a cualquier persona de la que tengas algo que ganar. No querrás dar la impresión de que tienes dos caras o que quieres conseguir algo.
- Aquí tienes un ejercicio útil. Cada mañana levántate y escribe diez cosas por las que estás agradecido. Puede que estés agradecido por tener un techo sobre tu cabeza, una cama caliente, comida… Puede que estés contento por tu gato, por tener un trabajo, por tener amigos. Puede que ames tu cuerpo, que estés contento con tu salud. Cualquier cosa por la que te sientas afortunado. A continuación, escribe uno de tus problemas que vayas a resolver hoy. No tiene que ser grande. Sólo una tarea que sepas que vas a abordar hoy. Te ayudará a encontrar tu poder.
- Deja de llenar tus conversaciones con quejas y empieza a hacer preguntas. Puede que tus amigos también tengan problemas. Intenta centrarte en las soluciones. Te dará una nueva visión de tu discurso típico.
- Cuando veas que la vida se está volviendo demasiado difícil y necesites compartirla, asegúrate de echar algo de buen humor. Aliviarás esa sensación de pesadez en el oyente al menos un poco.
- Eres un dictador. Siempre que estás trabajando para planificar unas vacaciones junto a tus amigos. Tienes que elegir el lugar, el punto de encuentro, el hotel, el transporte. Luego, durante las vacaciones tienes que sugerir todas las atracciones que visitáis, todos los sitios a los que vais a comer.
- Siempre llegas tarde. Sí, acordasteis una hora, pero luego TENÍAS algo importante que terminar. Tenías que dedicar más tiempo a tu pelo. Tenías que ir a por gasolina ahora mismo. Tenías que atender esa última llamada telefónica.
- Eres emocionalmente agotador. Haces cosas sólo para llamar la atención. Estás deseando que te hagan cumplidos. Te enfadas con facilidad. Constantemente causas drama y prosperas en él. Eres una pesadilla a tu alrededor.
- Te sacrificas constantemente. La mayoría de las veces, eso sería sacrificarse por tu familia o tu ser querido. Nunca aportas una sugerencia a la pregunta ‘Qué comer’. Tu opinión no importa cuando decides dónde ir de vacaciones. Nunca te compras nada bonito: todo el dinero va para los niños.
- El mero concepto de conflicto te molesta. Nunca inicias discusiones con tus amigos, te da miedo incluso compartir tu opinión si es diferente a la de los grupos. Te cuesta defender tu proyecto en el trabajo.
- ‘Saldré a arreglarme el pelo y las uñas al menos una vez al mes. No todo el dinero debe ir para los niños.
- ‘Todos los sábados, mi pareja y yo saldremos a comer a un restaurante de mi elección’
- ‘Me enfrentaré a mi jefe cada vez que ataque el proyecto en el que realmente creo’
Eres deshonesto
Una cualidad muy desagradable en una persona podría ser su deshonestidad. Hará que la gente que te rodea se sienta insegura.
Nunca les dirás lo que sientes por ellos, así que, por lo que saben, podrías estar sonriendo y complementándolos en su cara y apuñalándolos con insultos y traiciones a sus espaldas.
¡Trata de parecer más honesto!
TE QUEJAS CONSTANTEMENTE
Si lo piensas bien, el nivel de queja y la dificultad de la propia vida no siempre están relacionados.
La gente vive con la pobreza, la enfermedad, la muerte de un allegado y todo tipo de tragedias.
Quejarse no tiene que ver con la felicidad. Quejarse ocurre en el punto de encuentro entre la PERCEPCIÓN de la dificultad y estar preocupado por tu propia vida.
Puede hacer que las personas de tu entorno te eviten por la sensación de pesadez que les dejas.
Las personas son empáticas por naturaleza. Están sintonizadas para sentir tu dolor. Pero al quejarte constantemente estás cargando a tu audiencia con la pesada sensación de tus problemas, sin que ellos tengan el poder de solucionarlo. Deja la sensación inconsciente de impotencia y desamparo.
¡Intenta ser más positivo!
Consejo profesional: haz que sea un cambio de por vida. Cuando sientas que le has cogido el tranquillo, tienes que asegurar a tus amigos que se ha acabado. Encuentra la manera de colar en la conversación que crees que estabas pasando por un momento difícil en el que tus problemas parecían grandes. Y ahora has descubierto que no lo eran. Eso te aportará respeto por tu yo actual, pero también te hará ganar algo de redención por tu comportamiento anterior.
Estás demasiado pendiente
No eres más importante que tus amigos. No es necesario que siempre tengan en cuenta tu opinión, que te den más tiempo, que favorezcan tus necesidades…
Y tú no quieres dar esa imagen.
Estos son los comportamientos más desagradables de las personas de alto mantenimiento:
Intenta ser más humilde.
Las demás personas no son responsables de tu felicidad, de tus horarios o de tu tranquilidad.
Empieza por ser más independiente. Haz las cosas que te hacen feliz por ti mismo. Ve a hacer yoga, a leer un libro, a dar un paseo. Alimenta tu alma. Consigue un poco de paz y tranquilidad.
Continúa siendo un poco más pasivo durante las conversaciones en tu trabajo, tu grupo de amigos o tu familia. Acepta las sugerencias. Obedece. Disciplínate.
Por último, pero no menos importante, invierte los papeles. Estabas viviendo bajo el principio de tratarte a ti mismo. Ahora, trata a los demás. Haz que los demás se sientan importantes cuando lo necesiten.
NO ERES AMABLE
De acuerdo, probablemente no te sorprenda que tengas que ser amable para caer bien. Y probablemente pienses que ya eres una persona bastante agradable. Pero, ¿lo eres?
¿Es posible que tengas un sentido del humor duro? Eres bastante bromista y todos en la oficina disfrutan de tu ingenio y sátira? ¿Y qué pasa si haces que tus compañeros sean el blanco de la broma? Tienes que tener un sujeto de tu diversión. Sí, tus chistes son mordaces, pero la gente los entiende… Sí, eres todo un bromista, y ¿por qué ibas a sacrificar unos minutos de diversión a costa de la conveniencia de tu amigo?
De acuerdo, y puede que no siempre estés de buen humor. No siempre eres la persona que se molesta en decir ‘Hola’ por la mañana. O en felicitar a tus compañeros por su cumpleaños siempre. O de arrimar el hombro para el regalo… No siempre puedes tener tiempo, ¿verdad?
Y quizás a veces eres demasiado sincero. Es decir, sí te acercaste a Lydia que estaba presumiendo de sus botas nuevas y le dijiste que eran feas, ¡pero lo eran! Y, además, ni siquiera las consiguió en rebajas, cosa que te aseguraste de señalar: le salieron feas las botas por demasiado dinero. Tenía que saberlo. No es que pudiera hacer nada al respecto ahora, sino sentirse mal, pero oye, ¡al menos te lo has quitado de encima! …
Y también le dijiste a Tom que necesita un coche nuevo. Su coche es una basura. Vale, puede que no tenga el dinero ahora mismo con su mujer embarazada y todo eso, pero tiene que empezar a planificar…
¡Prueba la empatía!
Viejo pero dorado. No hagas a los demás lo que no quieres que te hagan a ti!
No hay excusas para hacer daño a la gente. Ni la diversión, ni la honestidad. Y no estás demasiado ocupado, o eres demasiado importante o demasiado… tú… para ser amable.
Ser grosero no es un rasgo de carácter. Es un defecto. Y puedes prescindir fácilmente de él.
Eres demasiado amable
De acuerdo, podría haber un título mejor que este. Porque en realidad nunca se puede ser demasiado amable.
Sin embargo, si alguna vez has escuchado a alguien llamarte «demasiado amable» puede que necesites leer esto.
Porque probablemente quieran decir que no tienes carácter. Y simplemente son demasiado educados para decirlo.
¿Cómo sabes si no tienes carácter?
La abnegación, evitar los conflictos… ¿no se consideran valores nobles? Por qué la gente me odiaría por ello? Te estás pasando de la raya. Tú mismo no demuestras respeto.
¿Por qué iban a respetarte los demás, si tú mismo no puedes encontrar el tiempo y dedicar el esfuerzo a hacer algo sólo para ti!
Intenta mantenerte firme
Siéntate y escribe algunas líneas rojas que nunca cruzarás. Aquí tienes algunos ejemplos:
Consejo profesional: Para salir de tu zona de confort, puedes intentar provocar una discusión inofensiva. Entabla una conversación sobre política, o sobre la economía, o sobre acontecimientos recientes. Explora cómo cambian tus sentimientos cuando las cosas se calientan. Pronto te encontrarás más seguro de tus opiniones.
TÚ ERES TÚ
Hay muchas razones por las que puedes no gustar a la gente y no todas son solucionables.
La gente se gusta normalmente en base a ser relacionable con los demás y tener similitudes. Y, obviamente, no puedes ser parecido a todo el mundo, eres diferente.
Podrás caer mal o incluso ser odiado por cosas que te hacen ser tú.
Por ejemplo, la música que te gusta, las películas que aprecias, tus opiniones políticas, tu sentido de la moda… Cualquier cosa de tu carácter y tu personalidad que sea única, que te haga ser un individuo, podría caer mal o ser atacada.
La respuesta no es convertirse en una mancha sin carácter de materia humana desperdiciada. La respuesta es ser tú mismo sin pedir disculpas y aceptar a los demás que son ellos mismos sin pedir disculpas.
¡Trata de estar abierto a los demás!
Ser tú sólo es un problema cuando quieres que los demás también sean como tú, y que siempre les gustes.
Primero, tienes que aceptar que no le vas a gustar a todo el mundo y eso está bien. No necesitas odiarlos por ello.
Segundo, estar abierto a las diferencias entre las personas. Acepta otros gustos, otras culturas, otras opiniones.
Tercero, encuentra el equilibrio. No, no le vas a gustar a todo el mundo, y sí, puedes ser tú mismo, pero sigues queriendo formar parte del grupo. Si no, no estarías leyendo este artículo. Encuentra un equilibrio en tu comportamiento y actitud e intenta ser la mejor versión de ti mismo.
CONCLUSIÓN
Hay muchas razones por las que puedes no gustar a la gente. Puede que te veas raro, que huelas raro, que hables raro. People may not like you because of the color of your skin or the colors on your national flag.
You cannot stop living your life if you are never accepted. It is important, it is a good feeling, but it is not the be-all and end-all of your life.
Concentrate on the things you can change. It is always a noble effort to try and become a better person. And if it works, that is great. And if it doesn’t, that is okay too.