En La tentación de los siete años, Marilyn Monroe se sitúa por encima de una rejilla del metro mientras una cálida ráfaga hace que la falda blanca de su vestido se arremoline a su alrededor como si fuera humo. Fue un momento cultural que no sólo intensificó el poder de la propia Monroe como estrella, sino que también transmutó una colisión común y de otro modo embarazosa de elementos meteorológicos y de sastrería en el más glamuroso «momento Marilyn». Aun así, se dice que el momento destruyó el matrimonio de Monroe con el jardinero central de béisbol Joe DiMaggio.
Según Biography, la tensión había marcado su matrimonio desde que comenzó en 1954, ya que Monroe viajaba por trabajo y DiMaggio quería una ama de casa recatada y doméstica. DiMaggio había insistido en que Monroe debía permanecer completamente vestida en todo momento y salir de su encasillamiento de «rubia tonta», según el New York Post. Ya en la luna de miel, sintió que estaba perdiendo el control sobre ella y, al parecer, empezó a golpearla. Monroe dijo más tarde que «exponer mis piernas y muslos, incluso mi entrepierna, fue la gota que colmó el vaso». A los nueve meses de su matrimonio, Monroe anunció entre lágrimas su divorcio de DiMaggio, alegando «crueldad mental»
«Te amo y quiero estar contigo», escribió DiMaggio en una carta a Monroe tras ver el anuncio (vía Biography). «No hay nada que me gustaría más que devolverte la confianza en mí (…). Mi corazón se partió aún más al verte llorar delante de toda esa gente». Aunque a DiMaggio le molestaba Monroe cuando estaba sexualmente o profesionalmente empoderada, se encariñaba con ella cuando sufría.