Bungarus contiene algunas especies que se encuentran entre las serpientes terrestres más venenosas del mundo para los ratones en función de su DL50. Tienen un veneno altamente neurotóxico que puede inducir parálisis muscular. Desde el punto de vista clínico, su veneno contiene principalmente neurotoxinas presinápticas. Éstas afectan a la capacidad de las terminaciones neuronales para liberar adecuadamente la sustancia química que envía el mensaje a la siguiente neurona. Tras la envenenación con bungarotoxinas, la liberación de transmisores se bloquea inicialmente (provocando una breve parálisis), seguida de un periodo de sobreexcitación masiva (calambres, temblores, espasmos), que finalmente se reduce a parálisis. Estas fases pueden no observarse en todas las partes del cuerpo al mismo tiempo. Dado que los kraits son nocturnos, rara vez se encuentran con los humanos durante el día, por lo que las mordeduras son raras, pero una mordedura de un krait es potencialmente mortal, y debe considerarse como una emergencia médica.
Típicamente, las víctimas comienzan a quejarse de fuertes calambres abdominales acompañados de una parálisis muscular progresiva, que a menudo comienza con ptosis. Como no se observan síntomas locales, el paciente debe ser observado cuidadosamente en busca de signos reveladores de parálisis (por ejemplo, la aparición de ptosis bilateral, diplopía y disfagia), y tratado urgentemente con antiveneno. Con frecuencia, el dolor en el lugar de la mordedura del cangrejo es escaso o nulo, lo que puede tranquilizar a la víctima. La mayor dificultad médica de los pacientes envenenados es la falta de recursos médicos (especialmente de suministros de intubación y ventiladores mecánicos en los hospitales rurales) y la ineficacia del antiveneno.
Una vez en un centro sanitario, se debe proporcionar apoyo hasta que el veneno se metabolice y la víctima pueda respirar sin ayuda, especialmente si no se dispone de un antiveneno específico para la especie. Dado que las toxinas alteran la transmisión de la acetilcolina que causa la parálisis, algunos pacientes han sido tratados con éxito con inhibidores de la colinesterasa, como la fisostigmina o la neostigmina, pero el éxito es variable y puede depender también de la especie. Si se produce la muerte, suele tener lugar entre 6 y 12 horas después de la mordedura del cangrejo, pero puede retrasarse considerablemente. La causa de la muerte suele ser la insuficiencia respiratoria por parálisis completa del diafragma. Incluso si los pacientes consiguen llegar a un hospital, puede producirse un coma permanente posterior e incluso muerte cerebral por hipoxia, dado el potencial de los largos tiempos de transporte para conseguir atención médica.
Las tasas de mortalidad causadas por las mordeduras de los miembros de este género varían según la especie; según el Departamento de Toxicología de la Universidad de Adelaida, las mordeduras de la krait anillada tienen una tasa de mortalidad sin tratamiento del 1-10%, mientras que las de la krait común son del 70-80%. Al igual que los de todas las demás serpientes venenosas, el tiempo de muerte y la tasa de mortalidad resultante de las mordeduras de kraits dependen de numerosos factores, como el rendimiento del veneno y el estado de salud de la víctima.
El antiveneno polivalente para elápidos es eficaz en la neutralización de los venenos de B. candidus y B. flaviceps y bastante eficaz para B. fasciatus. En este último caso, el antiveneno monovalente de B. fasciatus también es moderadamente eficaz.