La frecuencia cardíaca está determinada normalmente por la actividad del marcapasos del nodo sinoauricular (nodo SA) situado en la pared posterior de la aurícula derecha. El nodo SA presenta una automaticidad determinada por los cambios espontáneos en las conductancias de Ca++, Na+ y K+. Esta automaticidad intrínseca, si no es modificada por factores neurohumorales, presenta una frecuencia de disparo espontánea de 100-115 latidos/min. Esta frecuencia de disparo intrínseca disminuye con la edad.
La frecuencia cardíaca disminuye por debajo de la frecuencia intrínseca principalmente por la activación del nervio vago que inerva el nodo SA. Normalmente, en reposo, existe un tono vagal significativo en el nodo SA, de modo que la frecuencia cardíaca en reposo se sitúa entre 60 y 80 latidos/min. Esta influencia vagal puede demostrarse mediante la administración de atropina, un antagonista de los receptores muscarínicos, que conduce a un aumento de 20-40 latidos/min en la frecuencia cardíaca dependiendo del nivel inicial del tono vagal.
Para que la frecuencia cardíaca aumente por encima de la frecuencia intrínseca, se produce tanto una retirada del tono vagal como una activación de los nervios simpáticos que inervan el nodo SA. Este cambio recíproco en la actividad simpática y parasimpática permite que la frecuencia cardíaca aumente durante el ejercicio, por ejemplo.
La frecuencia cardíaca también es modificada por las catecolaminas circulantes que actúan a través de los β1-adrenoceptores localizados en las células del nódulo SA. La frecuencia cardíaca también se modifica por cambios en la tiroxina circulante (la tirotoxicosis provoca taquicardia) y por cambios en la temperatura central del cuerpo (la hipertermia aumenta la frecuencia cardíaca).
La disfunción del nódulo SA puede provocar bradicardia sinusal, taquicardia sinusal o síndrome del seno enfermo.
La frecuencia cardíaca máxima que puede alcanzar un individuo se estima mediante
Frecuencia cardíaca máxima = 220 latidos/min – edad en años
Por lo tanto, una persona de 20 años tendrá una frecuencia cardíaca máxima de unos 200 latidos/min, y ésta disminuirá a unos 170 latidos/min cuando la persona tenga 50 años. Esta frecuencia cardíaca máxima está determinada genéticamente y no puede ser modificada por el entrenamiento del ejercicio o por factores externos.
Revisado el 15/10/19