Los tres músculos isquiotibiales, situados detrás del muslo, se unen a los huesos de la pierna, permitiendo que la rodilla se doble. Las distensiones de los isquiotibiales son comunes, especialmente durante actividades deportivas vigorosas que implican correr y saltar. Estas lesiones, tanto si se trata de un estiramiento excesivo como de un desgarro real, pueden ser dolorosas y debilitantes. Los desgarros parciales a veces responden bien a los métodos conservadores de tratamiento, incluido el reposo y el entablillado, ya que, al formarse el tejido cicatrizal durante la curación, se forma una especie de puente que vuelve a conectar el músculo con el hueso.
Los desgarros más graves o completos (avulsión) son más raros. Sin embargo, cuando se producen, la distancia entre el músculo y el hueso es demasiado grande para que la cicatrización sirva de puente, y se requiere una reparación quirúrgica. Tradicionalmente, la cirugía de reparación de los isquiotibiales se ha realizado mediante técnicas abiertas que requieren grandes incisiones y exponen la región circundante a posibles complicaciones. En los últimos tiempos, la reparación de los isquiotibiales puede gestionarse con éxito por vía artroscópica.
Ventajas de la reparación artroscópica de los isquiotibiales
La artroscopia es un procedimiento mínimamente invasivo que ofrece muchos beneficios al paciente respecto a la cirugía tradicional. Durante una reparación artroscópica de los isquiotibiales, el equipo necesario, todo ello miniaturizado, se introduce a través de una pequeña incisión en la zona del problema. Una fina luz de fibra óptica, una lente de aumento, una diminuta cámara y pequeñas herramientas quirúrgicas permiten al cirujano examinar la lesión en detalle y realizar las reparaciones con precisión.
Las ventajas de la reparación artroscópica de los isquiotibiales incluyen:
- Incisiones más pequeñas
- Menos sangrado durante la cirugía
- Menos cicatrices
- Recuperación más rápida
- Reducción del riesgo de infección
- Reducción del riesgo de complicaciones
- Rehabilitación más cómoda
Una de las ventajas más importantes de la reparación artroscópica de los isquiotibiales es que, gracias a la ampliación, el cirujano puede visualizar con mayor precisión el nervio ciático. Evitar este nervio es crucial. En las operaciones estándar anteriores, el nervio ciático a veces resultaba dañado, lo que daba lugar a graves complicaciones.
El procedimiento de reparación artroscópica de los isquiotibiales
La reparación artroscópica de los isquiotibiales, aunque se realiza con mayor frecuencia cuando se ha producido una avulsión del tendón y éste se ha desprendido completamente del hueso, también puede realizarse para reparar un desgarro dentro del propio músculo. La avulsión del tendón proximal, o los desgarros desde la pelvis, son más frecuentes que las avulsiones del tendón distal, en las que el tendón se desprende de la tibia. Para reparar una avulsión del tendón, el cirujano tiene que tirar del músculo isquiotibial hasta su ubicación correcta y eliminar cualquier tejido cicatricial. En este punto, el cirujano coserá o grapará el tendón al hueso. Si hay un desgarro dentro del propio músculo, se coserá con puntos.
Recuperación de la reparación artroscópica de los isquiotibiales
La duración de la recuperación depende del tipo concreto de reparación de los isquiotibiales que se realice, pero en todos los casos la pierna afectada no soportará peso durante varias semanas, durante las cuales el paciente deberá utilizar muletas y una rodillera. Inmediatamente después de la cirugía, se utiliza el reposo y la terapia de compresión fría para controlar el dolor y la hinchazón, y se pueden tomar analgésicos según sea necesario. Las compresas frías tienen la ventaja añadida de reducir el daño tisular que podría causar la hinchazón y la fuga de líquido.
Independientemente de que un desgarro de isquiotibiales se cure mediante un tratamiento conservador o una intervención quirúrgica, la formación de tejido cicatricial forma parte del proceso de curación. Sin embargo, debido a que el tejido cicatricial carece de la elasticidad del tejido sano normal, los isquiotibiales curados son más débiles, menos flexibles y más propensos a volver a lesionarse que antes. Por lo tanto, la rehabilitación es una parte necesaria para una recuperación satisfactoria.
Después de aproximadamente 6 semanas, el paciente comenzará el tratamiento de rehabilitación. Normalmente, éste incluirá estiramientos suaves para mejorar la flexibilidad y la amplitud de movimiento, con la introducción gradual de ejercicios de fortalecimiento. Es importante que los pacientes que se recuperan de una reparación artroscópica de los isquiotibiales esperen a reanudar las actividades deportivas hasta que sus médicos les indiquen que es seguro hacerlo.