Sacrificio humano, la ofrenda de la vida de un ser humano a una deidad. La aparición de los sacrificios humanos suele estar relacionada con el reconocimiento de la sangre humana como fuerza vital sagrada. Sin embargo, en algunas culturas se han utilizado formas de asesinato incruentas, como el estrangulamiento y el ahogamiento. El asesinato de un ser humano, o la sustitución de una persona por un animal, ha sido a menudo parte de un intento de comulgar con un dios y participar en la vida divina. La vida humana, como material más valioso para el sacrificio, también se ha ofrecido en un intento de expiación.
Hay dos tipos principales de sacrificios humanos: la ofrenda de un ser humano a un dios y el enterramiento o sacrificio de siervos o esclavos destinados a acompañar al difunto en la otra vida. Esta última práctica era más común. En varios lugares de África, donde el sacrificio humano estaba relacionado con el culto a los antepasados, algunos de los esclavos del difunto eran enterrados vivos con él, o se les mataba y se les colocaba debajo de él en su tumba. Los dahomey instituyeron sacrificios especialmente elaborados en las ceremonias anuales relacionadas con el culto a los reyes difuntos. Las excavaciones realizadas en Egipto y en otros lugares del antiguo Oriente Medio han revelado que a veces se enterraba a numerosos sirvientes con el ajuar funerario de un miembro de la familia real, con el fin de proporcionarle un séquito en la próxima vida. La práctica china de enterrar al séquito del emperador con él continuó de forma intermitente hasta el siglo XVII.
La ofrenda sacrificial de seres humanos a un dios ha sido bien atestiguada sólo en unas pocas culturas. En lo que hoy es México, la creencia de que el sol necesitaba alimento humano llevó al sacrificio de miles de víctimas anualmente en el ritual calendárico azteca y nahua del maíz. Los incas limitaban los sacrificios al por mayor a la ocasión de la ascensión de un gobernante. La quema de niños parece haber ocurrido en las religiones asiria y cananea y en varias ocasiones entre los israelitas. Entre los Asante africanos, las víctimas sacrificadas como ofrendas de primicias durante el Festival de los Nuevos Ñames solían ser criminales, aunque también se mataba a los esclavos.
Las acusaciones de sacrificios humanos en la antigüedad y en la modernidad han estado mucho más extendidas de lo que nunca fue la práctica ritual. Los antiguos griegos contaban muchos mitos que implicaban sacrificios humanos, lo que ha llevado a algunos investigadores a plantear que los ritos entre griegos y romanos que implicaban la matanza de animales podrían haber implicado originalmente a víctimas humanas; sin embargo, a finales del siglo XX, las pruebas arqueológicas no apoyaban esta afirmación. Algunos de los primeros cristianos fueron falsamente acusados de canibalismo, al consumir víctimas de sacrificio en fiestas nocturnas, un malentendido probablemente debido al secreto que rodea al rito eucarístico y al uso de las palabras cuerpo y sangre. Desde la Edad Media hasta hace poco, los judíos fueron acusados maliciosamente de haber sacrificado a niños cristianos en la Pascua, una acusación que se ha denominado libelo de sangre.