¿Los lobos realmente aúllan a la luna?

La mitología y la imaginación de las masas han creado la creencia popular de que existe algún tipo de conexión entre los lobos y la luna: que cuando los caninos salvajes aúllan, lo hacen directa y deliberadamente al satélite natural de la Tierra. Es un concepto romántico, sin duda, que nos gusta contar a los niños, pero no es la realidad. La presencia de la luna cuando un lobo aúlla, como resulta, es puramente casual y circunstancial.

«Los expertos caninos no han encontrado ninguna conexión entre las fases de la luna y los aullidos de los lobos», escribe Animal Planet. «Los lobos aúllan más a menudo durante la noche porque son nocturnos. Pero, ¿por qué dirigen sus rostros hacia la luna y las estrellas cuando aúllan? Todo tiene que ver con la acústica, ya que proyectar sus llamadas hacia arriba permite que el sonido llegue más lejos.»

Aunque la comunicación es el principal motivador, los lobos aúllan por una variedad de razones dentro de ese ámbito. La PBS grabó los distintos tonos y aullidos situacionales, desde el grito del «lobo solitario» hasta la llamada de «confrontación». Los propósitos incluyen la transmisión de la ubicación (entre manadas rivales y dentro de la propia), la advertencia mutua de un peligro inminente y, en el caso de los infames aullidos de «coro», mentir a los rivales sobre el tamaño de su manada. Un pequeño grupo de lobos aullando juntos puede sonar como un grupo grande, manteniendo a las manadas rivales en la oscuridad acerca de su verdadero tamaño – al igual que un farol en el juego de póquer.

Entonces, ¿cómo comenzó todo este rumor de aullidos lunares? Como muchas buenas historias, empieza y termina con nuestros mayores: el consenso general es que proviene del arte y la mitología de los nativos americanos.

«Muchas civilizaciones antiguas que se remontan a la Edad Neolítica emparejaron continuamente a los lobos con la luna en imágenes y literatura, lo que finalmente evolucionó hasta la creencia popular actual», según Animal Planet. «Hécate, diosa griega de la luna, tenía la compañía de los perros. Lo mismo ocurre con Diana, diosa romana de la luna y la caza. La mitología nórdica habla de una pareja de lobos que persiguen a la luna y al sol para convocar la noche y el día. Las tribus nativas americanas de los Séneca creen que un lobo cantó la existencia de la luna».

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